Llevando a sus últimas desatinadas consecuencias -al menos, hasta lo que al día de hoy se haya visto- el dictado conciliar acerca de los «elementos de santificación y verdad» pasibles de ser hallados fuera de la Iglesia (Nostra aetate, 2; cfr. Lumen gentium,16), en el giro de unos pocos días se lo ha visto a Francisco en su salsa, inclinándose ante el patriarca ecuménico Bartolomé I para ser bendecido por éste, y rezando luego en la mezquita azul de Estambul junto al gran muftí. El multipolarismo religioso propiciado por el romano pontífice (ya sin embozos, para las cámaras, con el fin inocultable de condensar en imagen el desquicio doctrinal) se nos ofrece como el clímax de esta prolongada estación post-conciliar que vio trocada, para sorpresa de los astros, la certitudo fidei en su mismísima opuesta.
Mérito del autor de Il blog di Baronio ha sido ofrecer el siguiente antídoto humorístico a una impostura de tan vasto y deletéreo alcance. Nos hacemos eco entre risas y llanto.
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Georg van Bergoglien, obispo luterano de Roma |
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Jorge Mario I, patriarca de Roma |
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Bergoglio, imán de Roma |
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Francisco, reencarnación conciliar del Dalai Lama
![]() Ber Go Glin, del templo sintoísta de Roma |
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Jorgesh Bergoglijt, santón hindú del Tíber |
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Jorghbhergogl, ministro ecuménico maya del templo de Roma |
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Baila-con-los-ateos, jefe de la tribu de los conciliares |