lunes, 11 de junio de 2018

UN COCODRILO EN EL FREEZER

por Dardo Juan Calderón

El Blog “Los Cocodrilos del Foso” nació como una respuesta jocosa ante los intentos activistas y entristas que inquietan a las ciudadelas tradicionalistas, y que, a cada instante, como las sirenas de Ulises, los llaman desde un camuflado mundo “neutro” a participar de un diálogo tramposo en que el número, la cantidad, la emoción y las “razones”, parecen darnos la esperanza de ganar una batalla efímera sobre un tema circunscripto por el enemigo, cuya estrategia no es otra que establecer el principio de que las reglas del combate son –justamente- el número, la cantidad, la emoción y las “razones”. Donde se busca el abandono de la “celda” (vieja receta medieval) por la calle, y la cuita de la palabra encarnada en el testimonio personal, por el uso del eslogan en los mass media . 

Uno quería decir con el título que, lejos de ser una de las torres de la espiritual ciudadela donde brilla como una estrella navideña, casi imperceptible, la luz de la vela de aquel monje que está gestando el diagnóstico justo y la terapia acertada (llamita a la que en las frías y húmedas noches se dirige la mirada lacrimosa del saurio con sus fauces pegadas a La Reja, esperando el nacimiento de una buena misión para ser encarnada por una elite probada en el sacrificio de la “relegación sociológica”), nos contentábamos con ser solamente uno de esos cocodrilos del foso.

Pero los tiempos urgen para el impaciente y ni el foso ni los muros contienen las ondas que penetran por el éter. Ya nadie espera el resultado de la paciente obra del monje ni la reconocen cuando sale, y una sangre liviana bulle en la tropa. Como bien lo ha descripto Dostoievski, hay momentos en que la necedad se desborda y hay que esperar lo peor de los mejores. Los caballos se encabritan en las gateras y sin esperar que baje la bandera de la Cruz, saltan ante el primer trapo que el viento levanta.

La Ciudadela ha desbordado los muros y ha salido a la calle con un argumento sensiblero lanzado por los enanos histéricos, profesionales de la agitación, y hoy, un Durán Barba (¡¿?!) nos marca la agenda, llamándonos a empatar -para la diversión de sus chanchullos- el bullicio que ha provocado en las hordas demoníacas con el chillido visceral y feminoide de una burguesía “bien pensante”.

Nadie se sentará a leer y rumiar el libro de un monje cuando la calle los llama. Y a los cocodrilos toca volver a los pantanos sin ensayar razón alguna, pues como dice Senior “los cambios profundos son lentos y, a los efectos prácticos, imposibles, pero la decisión de cambiarse a uno mismo es irreflexiva e instantánea, una sístole del corazón”.

Y así es, “una sístole del corazón” -irreflexiva- es la que nos saca en un instante del ruedo, para masticar en silencio la buena comida de los mejores libros que en un susurro, como una brisa que nace en un lejano mar de calma, nos llega entre el bullicio de un arrebato artificial y fraudulento. Pues de lo contrario, nos ahogaríamos en el desprecio, aún de los más amados.