lunes, 13 de febrero de 2017

¡RESPONDIÓ!

Para que no quepa lugar a dubia acerca del grado de asentimiento que reclama un tal pontificado en las decisiones que emana y en el peculiar magisterio que erupta (sic, de «erupción»), la cosa parece ir decantando por la sátira. Desahogo saludable si los hay, ya Aristóteles supo de las bondades del humorismo en el necesario equilibrio hilemórfico (en lo que atiene al compuesto humano, hoy se dice psicosomático, también en persistente griego). Si no pudiéramos reír a una con el llanto a que esta catástrofe de la Iglesia nos induce, ya estaríamos ahogados en lágrimas. El humor, con mucha más eficacia y realidad que el sincretismo de Bergoglio (pronto a ensayar la communicatio in sacris con los luteranos en una liturgia conmemorativa de su elevación al Solio petrino, el próximo 13 de marzo), el humor, decimos, reúne risa y llanto en un solo haz. Y no porque aliente una «coincidencia de los opuestos» de matriz gnóstico-hegeliana (como en la deliberadamente borrosa conceptualización modernista, de la que el sincretismo es una consecuencia casi obvia), sino porque eleva de improviso y por un instante a la inteligencia por encima del tablero del positum, de los fenómenos, para que las cosas sean contempladas -reunidas pero distintas- en su universalidad. Así, junto con el horror -tan notorio como para no requerir escolios- propio de este pontificado, irrumpe aquel su costado grotesco que compensa y acrece su poder de impresionar.

Tan intraducible como certera, la expresión nuestra "hacerse la mosquita muerta" califica a la perfección los alardes misericordiosos de Francisco: ya vimos cómo Roma fue recientemente empapelada a propósito para denunciar al mal actor en este su más trillado recurso. Ahora, justo cuando se ventila que los cuatro cardenales de los dubia habrían ya hecho a puertas cerradas la conclamada "corrección formal" a Bergoglio sin obtener de éste la improbable rectificación de sus desafueros (y que, por tanto, sería de esperar en breve una corrección pública, con grave censura teológica inclusa), aparece una edición fraguada de L'Osservatore Romano -su primera plana, en rigor-, con las esperadas respuestas de Francisco a cada una de las cinco cuestiones, más una explicación a cada una y algunas apostillas a su trascendental decisión de no permanecer definitivamente callado (la reacción del cardenal Kasper, que «cayó de rodillas» ante las «tranquilizantes respuestas del Santo Padre a los cuatro cardenales dubitativos», o la del padre Antonio Spadaro S.J., quien aplaudió el hecho de que «después de estas respuestas, 2 más 2 equivale a 5»).

El texto principal, bajo el título de ¡Respondió!, dice:

«sea vuestro hablar sí sí no no». Dicho y hecho: he aquí los cinco hic et non con que el Papa ha aclarado cada duda. Explicada cada una con proposiciones tomadas de su precedente inequívoco Magisterio.

Desde la Casa Santa Marta ha sido consignada esta mañana a L'Osservatore Romano la siguiente notificación pontificia para que fuese publicada hoy mismo:


El Obispo de Roma y Sumo Pontífice Franciscus ha escrito y promulgado la siguientes cinco respuestas a los cinco «dubia» sometidos a Su autoridad suprema por Sus Eminencias los Cardenales Gualtherius Brandmüller, Rachimundus Leo Burke, Carolus Caffarra y Joachimus Meisner, y ordenó su inmediata publicación en L'Osservatore Romano.




Ad primum: Si después  de «Amoris Laetitia la absolución y la comunión eucarística pueden ser concedidas, «en ciertos casos», a divorciados en nueva unión que continúan viviendo more uxorio.


Responsum: Sic et non!


Explicatio: Hago mía la pregunta. Yo me pregunto: la Cena del Señor, ¿es el final de un camino o es el viático para caminar? Hay preguntas a las cuales sólo si uno es sincero consigo mismo, y con las pocas luces teológicas que yo tengo se debe responder lo mismo, vedlo vosotros, y de allí sacar las consecuencias. Es una cuestión a la cual cada uno debe responder (15 de noviembre de 2015).




Ad secundum: Si después de «Amoris Laetitia» siguen existiendo normas morales absolutas, válidas sin excepciones, que prohíben los actos intrínsecamente malos.

Responsum: Sic et non!

Explicatio: Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien (21 de setiembre de 2013). Dios no es católico. Y yo creo en Dios. No en un Dios católico, no existe un Dios católico, existe Dios (1 de octubre de 2013). No hay que tratar de convencer a los no creyentes. El proselitismo es el veneno más fuerte (13 de octubre de 2016).




Ad tertium: Si después de «Amoris Laetitia» se puede aún considerar que una persona que vive en estado de adulterio se encuentra en situación objetiva de pecado grave habitual.


Responsum: Sic et non!

Explicatio: Con la adúltera Jesús se hace un poco el tonto, deja pasar el tiempo, escribe en el suelo… Y después dice: “Empezad: el primero de vosotros que esté libre de pecado tire la primera piedra”. Ha faltado a la ley, Jesús, en ese caso. Esto nos hace pensar que no se puede hablar de rigidez (16 de junio de 2016).




Ad quartum: Si después de «Amoris Laetitia» se puede aún considerar que las circunstancias o las intenciones no podrían acaso transformar un acto intrínsecamente deshonesto por su objeto en un acto subjetivamente honesto.


Responsum: Sic et non!

Explicatio: ¿Quién soy yo para juzgar? (28 de julio de 2013). Yo no me meto (17 de febrero de 2016). Pero si el doctor Gasbarri, gran amigo, dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal! ¡Es normal! (15 de enero de 2015) ¿Dios es injusto? Sí, ha sido injusto con su Hijo, lo ha mandado a la cruz (15 de noviembre de 2016).




Ad quintum: Si después de «Amoris Laetitia» debe aún excluirse que la conciencia legitime excepciones a las normas morales absolutas que prohíben acciones intrínsecamente malas por su objeto.

Responsum: Sic et non!

Explicatio: La injerencia espiritual en la vida de las personas no es posible (21 de setiembre de 2013). Cada uno tiene su propia idea del bien y del mal y debe elegir seguir el bien y combatir el mal según cómo los concibe (1 de octubre de 2013). Sin meter las narices en la vida moral de la gente (16 de junio de 2016).




Advertencia: el Santo Padre ha consignado estas Sus respuestas a S.E. el Cardenal Christoph Schönborn, prefecto in actu de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que ha constatado y alabado la perfecta adhesión a la doctrina, como también al titular pro forma de la misma Congregación, S.E. el Cardenal Gerhard L. Müller, al cual le ha benignamente ahorrado el peso de exprimir un parecer.

Roma, en la Domus Sanctae Martae, 16 de enero de 2017.