La cabeza de Bergoglio |
Habrá que advertir, para no alentar la ilusión de una recóndita identidad católica en Bergoglio a despecho de sus impíos exabruptos habituales, que sus últimas bioeticistas declaraciones también encuentran su clamorosa antítesis en aquellas de que hizo confidente hace poco más de un año al padre Spadaro S.J. cuando sostuvo, para solaz del mundanal mundo, que «no podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos». Dígase, sin temor a juzgar con temeridad, que todo esto: 1- o es una estratagema pendular, destinada a acumular poder a expensas de hablarle a cada interlocutor según su gusto (aplicación concreta del loquimini nobis placentia que satirizaba el profeta); 2- o bien de confundir, buscando mover a estupefacción a los oyentes, descolocándolos y escamoteándoles toda clara exposición de su programa concreto y sus propósitos; o 3- es un índice clamoroso de demencia.
Esta última posibilidad, en vista de la catarata de desvaríos de Francisco, debiera ser atentamente analizada por los psiquiatras. Pues en caso de presumirse razonablemente una tal patología mental, ésta podría constituir una causal incontrovertible para la pérdida de jurisdicción del pontífice, cuya elección al frente de la Iglesia ya acumula una frondosa lista de denuncias de irregularidades más o menos consistentes en orden a echar sombras sobre su legitimidad. No obstante, y revelándose la de Bergoglio una personalidad lo bastante opaca como para sacar de ella conclusiones incontrovertibles, nos limitaremos a describir lo que se ve, que ya es suficiente para admitir el enorme daño que puede seguir sembrando este pontificado a cada nuevo día que le otorgue la celestial paciencia.
Venga en nuestro auxilio, para comprobar la antigüedad de estos dúplices manejos, lo que Antonio Caponnetto detallaba en La Iglesia traicionada (Ed. Santiago Apóstol, Bs. As., 2010, pp. 151 ss.) a propósito de la actuación del entonces cardenal Bergoglio en lo relativo a la sanción de la ley llamada de «matrimonio igualitario». Hubo un momento, en efecto, en que el Primado
abandonó temporariamente su medianía en la materia, tuvo una misteriosa epojé en su ininterrumpida heterodoxia, y dio a luz una misiva «A las monjas carmelitas de Buenos Aires», fechada en 22 de junio de 2010.Resulta que la carta en cuestión
dice cosas gratamente disonantes con el magisterio irenista de Su Eminencia. Dice, por ejemplo, que la iniciativa oficial del "matrimonio homosexual" es "la pretensión destructiva del Plan de Dios". Que "no se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una 'movida' del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios". Que es una manifestación de "la envidia del Demonio", quien "arteramente pretende destruir la imagen de Dios" [...] Al fin, y al modo de un encomiable corolario, la carta termina pidiendo el apoyo sobrenatural de la Sagrada Familia, para que sus miembros "nos socorran, defiendan y acompañen en esta guerra de Dios" y en "esta lucha por la Patria".
Era demasiado. Demasiado por donde se lo mire, gritar este manojo de verdades rotundas y dar un puñetazo en la infausta mesa del diálogo para hablar, siquiera una vez, el lenguaje inequívoco de las definiciones tajantes.Pero entonces arreciaron las críticas de la prensa, los partidos políticos y aun de hombres de la Iglesia, siendo la propia presidenta Kirchner
quien se llevó las palmas de la interpretación de la misiva bergogliana [...] El 12 de julio, desde Pekín, les dijo a los medios: "este discurso (el de Bergoglio) es agresivo y descalificador. Sobre todo proveniente de aquellos que deberían instar a la paz, la tolerancia, la diversidad y el diálogo, o por lo menos eso es lo que siempre dijeron en sus documentos".
Tiene razón la perdularia, y es más que comprensible su desconcierto y enojo. El Cardenal y los suyos llevan décadas emitiendo documentos baladíes, con las consabidas e infaltables idolatrías a la diversidad, el diálogo y cuanta memez haya acuñado el lenguaje postconciliar. ¿A qué viene ahora sobresaltar la cómoda concordia progresista con alusiones a la guerra de Dios, la lucha por la Patria y la presencia del mismísimo Mandinga en un bando de la reyerta? ¿Qué bicho le picó repentinamente el Monseñor de las reconciliaciones imposibles, para andar pidiendo conflagración y sable desenvainado?Para mayor descrédito del Primate, no tardó en llegarle a éste la hora de redactar el comunicado oficial con el que dio al traste con toda la artillería desplegada unos días antes. Entonces reincidió con creces en su acostumbrada verba: "no queremos juzgar a quienes piensan y sienten de un modo distinto", "en una convivencia social es necesaria la aceptación de las diferencias", "la aprobación del proyecto de ley en ciernes significaría un real y grave retroceso antropológico", en cuyo rechazo, con todo, instaba con apremio a que "no haya muestras de agresividad ni de violencia hacia ningún hermano". La conclusión es sabida de todos: la repugnante ley se sancionó casi sin la menor resistencia, siendo que mientras duraron las discusiones previas -según así lo comprobaron las más diversas fuentes- Bergoglio supo manifestarse favorable al reconocimiento de derechos a las yuntas sodomíticas en tanto la figura jurídica a aplicar fuera la de «unión civil» y no «matrimonio». Era una mera cuestión de palabras la que había despertado por cinco minutos al guerrero dormido.
Perplejidades similares jalonan la insospechada y meteórica carrera de este hombre que se diría poco dotado aun para ejecutar tareas de ordenanza en la vaticana Sede. Algún secreto poder reside en la irritante fatuidad del quidam capaz de alcanzar semejante pináculo, y un poder presumiblemente tenebroso. Pero para no meternos en abismos que nos resultan indescifrables, queremos sí llamar más modestamente la atención de los fabricantes de souvenirs y baratijas, que tienen en Francisco un potencial todavía no explotado en un rubro al alcance de todos.
Se trata del higrómetro, ese dispositivo que muda de color a instancias de la humedad ambiental a partir de reacciones químicas provocadas por la absorción de la misma. Los hay que representan seres vivos, como hipocampos o lobos marinos, e incluso imágenes religiosas, como Nuestra Señora de Luján o de Itatí, y que viran del tono celeste -cuando cunde el buen tiempo- al rosa -cuando debe esperarse lluvia, pasando por el intermedio violeta que denota inestabilidad. Se los vende en locales comerciales e incluso en puestos de venta callejeros, y gozan de simpatía como adornos capaces de deparar una cierta nota de novedad, esa volubilidad impropia de objetos inertes. Nuestros paisanos gustan adornar sus repisas con estos tornadizos ejemplares, limitándose a menudo a afirmar que "va a llover" -sin necesidad de otear el horizonte o tantear el viento- simplemente porque el coso se puso rosa.
Francisco hizo méritos para que se lo represente en un higrómetro, y es increíble que todavía ningún fabricante lo haya tenido en cuenta.
canejo sotretas el coso ese no es papa.... cheiiiii....que francisco, ni santo padre el muy desacatao ......a ver si por fin llaman las cosas por su nombre, al bergoglio le cabe mejor el ahijunas jueperra...
ResponderEliminarLa Iglesia para Bergoglio es como el "movimiento" para Perón, una bolsa de gatos que se están reproduciendo, hoy le habla a unos, mañana a otros, lo importante es que los gatos no se salgan.
ResponderEliminarY hablando de las técnicas "engañapichanga" del Bergmangoglio, hoy habla en contra del aborto y ayer invita a la Reina del punk-rock y activista izquirdista, abortista y obamista Patty Smith para que cante en el Vaticano en el concierto de Navidad junto con la Sor(presa) Cristina cantando su versión de la oda a la promiscuidad de Madonna.
ResponderEliminarSi hay algo que no se le puede negar al Buffon, es su capacidad de generar un continuo circo, al que podría agregarle un programita de chimentos vaticanos para estar a tono con la delicadeza neopontificia.
"Loco es el que ha perdido todo, todo, salvo la razón" (Chesterton dixit)
ResponderEliminarCamaleonismo y demencia pueden conjugarse, por qué no. Bergoglio es meticuloso en sus movimientos, no suelta palabra al azar, mide el efecto que producirán sus guiños, y es más que probable que el padre de la mentira lo haya enajenado en orden al fin último. No lo deja en su locura sin proveerlo de una técnica de la destrucción.
Francamente creo que este hombre esta demente, pero se trata de una locura propia de quien se obstina en jugar a dos bandas, como creyente y como increyente, como sacerdote y como comunista, como de derechas y como de izquierda, como papa y como laico, como viejo y como joven, como macho y como gay, como humilde siendo sobervio..., en fín son tantos los como y las chaquetas que viste, que al final esta sonado, pero con mala uva y falto de verdadera caridad.
ResponderEliminarYa el muchacho se nos fue, lo perdimos. Hay que acusarlo, como dicen los ingleses, con el cargo de traición a la Corona, que acarrea severas penalidades. Mientras le decía, a través de sus secuaces, a los dominados por pasiones, otoñales o invertidas, que su complacencia en el mal no los excluía de la Comunión; le decía a los pentecostales, durante el Sínodo, luego de decirles en julio que ellos eran parte plena del "poliedro" que es la Iglesia, les dijo que hay que mandar a paseo a los teólogos y que tenemos que comer todos juntos la Cena del Señor. Y, viendo a un luterano en el Vaticano, le dijo "tú si eres valiente, los católicos quemaban luteranos en otra época": jaja, qué chis-to-so, estoy que me descoso. Lean el último artículo de Magíster, se fue de madre, es insufrible, casi... sólo porque Dios nos lo pide, como tantas otras veces, sin idea del sentido que tendrá esto...
ResponderEliminarposeso viejo clerical del post.CVII letrinoamericano.
ResponderEliminarporteño jesuita para más señas y detalles. La cosa no da para mucho más DEMOLITIO y apoc time. fin .