martes, 24 de marzo de 2015

EL PUTSCH DE LA MISERICORDIA

Y finalmente llegó el gran golpe de efecto. De parte de un actor consumado y experto, pero sobre todo de una voluntad de hierro y un ego desmesurado.

por Patrizia Fermani
    Traducción por F.I.


Bergoglio fue llevado al balcón de las bendiciones por aquellos que pensaban que había llegado el momento de hundir finalmente la barca de Pedro. Al pueblo de Dios le bastó que le lanzasen sin costo alguno los maníes de la demagogia, aquella demagogia que después del sesenta y ocho conmovió a las clases media-altas seducidas por el pobre fingido. El amor masoquista de los sacerdotes conciliares hacia los enemigos oficiales de la Iglesia de Cristo debía ser finalmente correspondido. Así, cada maitresse à penser de Repubblica y alrededores podía gritar al mundo que la Iglesia ha muerto y luego ¡viva la nueva Iglesia!, por definición otra respecto de la anterior: exiliado un Papa, se crea una nueva Iglesia.

¿Pero en qué consiste la nueva Iglesia, ya no más católica romana? Es la que debe conquistar la primacía superando incluso al protestantismo para ponerse al servicio y a remolque del siglo. Precisamente al servicio de la ola que está arrasando una civilización junto con su religión, después de la aniquilación de la filosofía y de la estética. Sólo la moral había sobrevivido por un tiempo a la filosofía y la estética por estar ligada al espíritu de supervivencia de la sociedad y los individuos. La Iglesia oficial con su Magisterio trataba de mantener con vida a la moral cristiana, por muy debilitada que ésta estuviese. Benedicto XVI lo advirtió: si se abandonan los principios y se reemplazan con la libertad de la nada y de su horror, no se salvará nadie. Había lanzado la última alarma antes de que se desatara la guerra. Los principios se han suprimido, sustituidos por la libertad de la nada, para la nada y para su horror.

El sínodo de la familia fue establecido por Bergoglio como asamblea constituyente con la tarea de decretar el fin de la Iglesia católica, con el repudio de su enseñanza a partir de la moral de la familia. El programa de esta muerte anunciada está todo detallado en el párrafo 9 de la Relatio final del sínodo del 2014, que pasó a ser la base para el sínodo definitivo de octubre próximo. Merece una lectura cuidadosa. Leemos que se debe tener en cuenta principalmente esto: «... los individuos tienen una mayor necesidad de cuidarse a sí mismos,... de conocerse  interiormente, de vivir más en sintonía con sus propias emociones y sus sentimientos, de buscar relaciones emocionales de calidad», por las cuales «esta legítima aspiración puede estimular el deseo de comprometerse en la construcción de relaciones de donación y reciprocidad creativas, responsables y solidarias como aquellas familiares», «... el desafío para la Iglesia es el de ayudar a las parejas en la maduración de la dimensión emocional y en el desarrollo afectivo...»; y más adelante, en el párrafo 10 -que en honor a las banderas mencionará al menos al amor conyugal- se expresa la queja de que «muchos tienden a permanecer en los estadios primarios de la vida emocional y sexual».

El alcance de este pasaje representa probablemente el verdadero manifiesto de la nueva iglesia de Bergoglio, que no tiene más nada que ver con la teología y la moral católica. Es el verdadero manifiesto de una revolución que debe ser proclamada oficialmente. Aquella que suprime el alma y consagra al ídolo de la materia.

Cuando Jesús se encuentra con la mujer adúltera, no le pregunta cuál haya sido el "camino" psicológico que la condujo a la traición de su marido, cuáles fueron las pulsiones y las emociones por las que dejó llevar. No hace indagaciones psicológicas, sino que le dice simplemente: «vete y no peques más». Le ordena apelar a la voluntad y orientarla por los caminos del bien. Habla del pecado que supone la transgresión del mandamiento divino. Habla al espíritu de la mujer porque el hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios, tiene la capacidad de reconocer el bien y es susceptible de perseguirlo: tiene la sabiduría dada por Dios y la voluntad para hacerla fructífera. La transgresión ocurre cuando el hombre, por soberbia, piensa alcanzar una sabiduría superior a la que se le dio y ordenar su propia voluntad en una dirección opuesta a la deseada por Dios Creador y revelada por Jesús a la conciencia del hombre individual.

Así a la Iglesia le ha sido dada la tarea de perpetuar la paideia cristiana dirigida a la salvación del alma a través de la búsqueda del bien que conduce a la virtud y a la felicidad duradera, a despecho de las tentaciones y de la tiranía de la materia. La Iglesia se ha dedicado a esto durante siglos, más allá de las insuficiencias y de las caídas de sus hombres

Pero he aquí que en la visión del programa sinodal no hay nada de todo esto. No hay ninguna indicación del bien a realizar y del mal que hay que evitar, de la dirección que ha de darse a la voluntad. No consta la preocupación por la salvación de las almas, sino por el bienestar de los cuerpos y de las mentes. No hay una apelación a la razón humana conformada al logos divino revelado por Cristo, sino más bien la atención obsequiosa a lo irracional que, abandonado a sí mismo, se convierte en la anti-razón capaz de alumbrar monstruos. La Iglesia tendría que enseñar aquello que los discípulos ya saben hacer muy bien por sí mismos: secundar impulsos, buscar emociones, trocar el bien por el bienestar, dejar a un lado la razón y hacer lugar precisamente a lo irracional, como sugieren los sofistas anteriores a Sócrates y como predica el relativismo moderno. Por otra parte, incluso fuera de un punto de vista religioso, habría que recordar con Jaspers que «rebelándonos contra la razón se elude el elemento dialéctico de reflexión y se deviene bárbaros en el sentido griego de la palabra, es decir, hombres que hablan un lenguaje sin sentido. Para este tipo de irracionalidad valen las palabras de Mefistófeles: "desprecia saber y razón, facultades supremas del hombre, deja que el espíritu de mentira te enrede más y más en obras de engaño y de hechizo, y yo te tendré ya en mi manos"».

Ciertamente la barbarie posmoderna no necesitaba  estímulos "pastorales". Para ella trabajan a tiempo completo movimientos homosexualistas, pornografía y blasfemia, Marco Pannella y Bill Gates, Elton John y la OMS, el abortismo de cualquier color, la cultura de la muerte. Los frutos más recientes son aquellos innombrables de aquel tipo genial que a través de la inseminación artificial pudo producir el embarazo de su madre. Sin tener todavía el impulso -lo que sería beneficioso para ambos- de cegarse con sus propias manos como el inculpable Edipo. Y sin embargo, y a pesar de todo esto, según la visión del mundo propagada por Bergoglio y otros marcianos (en el sentido de "acuartelados en Santa Marta"), la Iglesia no debe enseñar lo que es objetivamente bueno, los comportamientos no deben estar orientados a lo que es bueno para todos y que podría ser irradiado por todos, sino que deben dirigirse a la satisfacción de todas las fuerzas que corresponden a la subjetividad irracional del hombre, al mundo de las pulsiones y de las emociones, la única lente con la que leer la realidad para adaptarla a las propias particulares exigencias. Es evidente que en este marco no hay lugar para ninguna otra norma que guíe las acciones humanas y ofrezca incluso un criterio objetivo de juicio.

Por otra parte la masa festiva, hambrienta de los maníes demagógicos, parece también totalmente inconsciente de lo que está sucediendo e incapaz de prever lo que va a pasar, entre el ruido de los medios y las voces persuasivas de aquellos sacerdotes que se sienten también felizmente liberados.

Pero algunos en la Iglesia, así como entre los fieles, han advertido la traición al Evangelio y a su Iglesia milenaria, y no quieren ser partícipes. Algunos no temen hablar alto y claro. Son hombres que no se dejan intimidar por las prepotencias patronales ni por la indolencia de sus hermanos, y tanto menos por la propaganda de régimen clérigo-comunista. Por lo que el resultado del sínodo podría darse menos por descontado que cuanto se lo haya tratado de disponer. He aquí, entonces, el golpe de mano. He aquí la idea formidable de otorgarle veste sacra al programa político revolucionario. Basta con ponerlo en la forma solemne del jubileo. Aquel que ocultará, incluso a los desconcertados y a los ignorantes o confundidos, la subversión de la misión de la Iglesia bajo una carga de pathos religioso. La misericordia de Bergoglio, la amnistía general con cancelación retroactiva del pecado, tiene que tener una veste teológica y sacra capaz de anonadar cualquier resistencia.

El Papa de los falóforos
Para las religiones primitivas la exaltación mística  representaba  también la sublimación de lo irracional y de la carnalidad. El jubileo de la misericordia de Bergoglio apunta a la sublimación de los nuevos ritos de la modernidad asumidos como ritos de la nueva Iglesia del tercer milenio, ecuménica, atea y popular, y producirá por la fuerza misma de las cosas su consagración definitiva. Un Vangi cualquiera podrá forjar a su manera la estatua de la nueva misericordia para poner en lugar del San Pedro que bendice.

La monarquía papal ha sido ya sustituida, en medio de la indiferencia general, por la dictadura papal. Una vez disuelta la asamblea constituyente, se verá. Bergoglio dice tener poco tiempo. Pero no porque, como algunos piensan, esté ya entrado en años. Piensa tener poco tiempo porque la revolución, para ser eficaz, debe jugar con el factor sorpresa, y tal vez en el intento de domesticar a los fieles y de acostumbrarlos a todo, se haya abusado un poco de las sorpresas, y hasta la náusea. Hay poco tiempo porque la resistencia, ya preparada para lo peor, quizás se esté organizando, y los frutos de la nouvelle vague vaticana empiezan a resultarles demasiado gravosos incluso a los simpatizantes de la primera hora.

Si se neutralizan de prisa las resistencias, luego con la misericordia que todo libera, que abre las puertas de la moral cristiana a la creatividad del siglo, todos se sentirán ebrios y liberados. Se podrá incluso arrasar la basílica vaticana al igual que la Bastilla, aunque hace ya tiempo, aun allí, no haya casi nadie para defenderla. Mientras tanto, el Jubileo de la Misericordia se anuncia como la Declaración de Derechos del '89: aquellos que hoy se han convertido, bajo remozados despojos, la carta del suicidio de una civilización.

22 comentarios:

  1. Aterradoramente acertado. La Revolución se disfraza de misericordia.

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  2. Buen artículo. Gracias por publicarlo. Ya sabemos cuando va a ser el quiebre definitivo, o al menos eso creo yo humildemente: en octubre próximo. Falta poco para que sin caretas, cada uno sepa quien es quien.

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  3. ay señora neocónica bien lo dijo flequillo stone en infocaótica:

    El conservador conserva los errores viejos, pero no quiere errores nuevos (http://info-caotica.blogspot.com.ar/2015/03/williamson-ha-consagrado-un-obispo.html),
    ustedes se asustan de bergoglio y no de los anteriores, pobrecitos, bergoglio nada hubiera podido hacer sin los anteriores desde el vedos.



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  4. Creo que fue Schileebeck que dijo que el vaticano dos fue la revolución francesa en la iglesia, asi que no se asuste señora, que quedó la basílica intacta pero el magisterio y la doctrina ya fueron arrasados por estos innombrables que detestan la verdad.

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    1. Oiga, patrón: la señora esta no parece desconocer que el Magisterio y la doctrina ya fueron arrasados, desde el mismísimo momento en que comienza diciendo que «Bergoglio fue llevado al balcón de las bendiciones por aquellos que pensaban que había llegado el momento de hundir finalmente la barca de Pedro», lo que supone la apostasía de buena parte de los cardenales. Y luego: «sólo la moral había sobrevivido por un tiempo a la filosofía y la estética por estar ligada al espíritu de supervivencia de la sociedad y los individuos. La Iglesia oficial con su Magisterio trataba de mantener con vida a la moral cristiana, por muy debilitada que ésta estuviese», sobreentendiéndose que lo único que aún quedaba en pie era la moral, disueltos ya e culto y la doctrina de la fe. Quizá esté escrito que sea desde este módico principio que se impulse la resistencia al definitivo acabose, y a partir de la defensa de la moral conculcada resurja la conciencia del culto y la plenitud de la doctrina.

      No ande tan tan despechado, que quizás pierda la ocasión de reconocer ese humilde germen restaurativo.

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    2. En efecto, no lo desconozco.
      A la generación V2 le queda poco en puestos de mando, y quiere dar el golpe de gracia, a la mayor velocidad posible. Los que pusieron a Bergoglio piensan que la gente está "madura". Todo va rapidísimo.
      Buen artículo, blogger.

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    3. Ana: entiendo que, con "la señora", el anónimo se refiere a la autora del artículo. Sobre ese supuesto le respondí, citando un par de pasajes del mismo artículo que aventan fácilmente sus sospechas.

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    4. es que ese anónimo es de los atormentados que le tiran a todo lo que se mueve

      no se tomó ni siquiera el trabajo de leer sin vendas, mire lo que dice la autora del artículo sobre el "amor masoquista de los sacerdotes conciliares a los enemigos de la Iglesia"

      pero el muy friki se apura a colgarle el rótulo de neocón

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    5. rinrrinnn teléfono26 de marzo de 2015, 11:00

      ...para el anónimo supertradi:

      y terminelá con sus pavadas

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  5. Aunque haya que tomarlas con pinzas, la mayoría de las profecías hablaban del fin de la iglesia como se la conocía hasta el momento, incluso en el libro del Apocalipsis. Por lo tanto, qué tanto debemos comentar/criticar lo que estamos viviendo si está en línea con el plan de Dios. ¿Y si Dios eligió a Bergoglio para ser el destructor? Alguien tiene que hacer el trabajo sucio. Finalmente vendrá de nuevo el Señor, a rescatar a la Iglesia remanente.

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    1. ¡Atento, que Dios no elige a nadie para que destruya su obra! Así como no hay predestinación al infierno, tampoco está en el plan de Dios que alguien "haga el trabajo sucio" de conducir a las almas a la condenación. Por lo tanto, no es sólo lícito sino aun necesario "comentar/criticar lo que estamos viviendo" (como usted dice o, mejor fuera, denunciarlo).

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    2. tiene razon Flavio, Dios no lo elige, pero supongo que lo permite porque puede usar el mal (Bergoglio) para un mayor bien, que es separar el trigo de la cizaña.

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  6. En 1983 aparecía en México un libro titulado: “Introducción a la Francmasonería”. Su autor, Jaime Ayala Ponce no era cualquiera: “Iniciado en el grado 33 del rito escocés, miembro activo del consejo supremo, primer escritor masónico mejicano”, se dice en la presentación del libro:
    «En 1935, Ángelo Roncalli, arzobispo de Mesembría es delegado apostólico en Turquía. Para él la vida no es fácil. Es la guerra, como otros sacerdotes o religiosos debe llevar las vestimentas de laico. Es precisamente en esta época cuando es invitado a entrar en una sociedad heredera de las enseñanzas rosacruces a la cual Luis Claudio de Saint-Martin, el conde de Saint Germain y el conde de Cagliostro dieron tanta fuerza… Pier Carpi, serio investigador periodístico y detractor de estos tipos de sociedades secretas, paradójicamente debía descubrir durante el curso de sus investigaciones, las pruebas escritas de la afiliación masónica en Turquía de Angelo Roncalli, quien más tarde sería conocido bajo el nombre de Juan XXIII… Este gran periodista nos relata en su libro el procedimiento de afiliación y describe en detalle el ritual de esta afiliación. Así cuenta que durante una de las sesiones en una logia, Ángelo Roncalli cae en trance místico y es precisamente el momento en que enuncia sus famosas profecías… Todos los que quieran profundizar esta historia y conocer más de estas sociedades, pueden conseguir en cualquier librería la obra “Las profecías de Juan XXIII” de Pier Carpi de ediciones Martínez Roca (España)». (Pier Carpi –él mismo francmasón– “Las profecías del Papa Juan XXIII” –colección “Yo he leído”).
    «Franco Bellegrandi (Nichitaroncalli, Editions Eiles, Roma, 1994, p. 176) escribe también que:
    “Durante la época del Concilio fue difundida entre los Padres una publicación circunstancial que acusaba de ilegitimidad la elección de Juan XXIII porque había sido querida por la francmasonería e indicaba a Roncalli como perteneciente a esta secta desde los años de su nunciatura en Turquía”.
    «Oración del papa Juan XXIII publicada en el “Journal de Genève” en su edición del 9 de agosto de 1966, transcrita del italiano al portugués en el “Diario del congreso nacional brasileño”, el 4 de marzo de 1971, a pedido del senador Benedito Ferreira:
    «Señor y Gran Arquitecto, nos humillamos a tus pies e invocamos tu perdón por nuestro error pasado mientras que estamos en curso de reconocer a nuestros hermanos francmasones como tus fieles de predilección. Hemos luchado siempre contra el libre pensamiento pues no habíamos comprendido que el primer deber de una religión, como lo ha afirmado el Concilio, es el de reconocer incluso el derecho de no creer en Dios. Hemos perseguido a todos aquellos que en tu propia Iglesia, sin por ello alejarse del camino de la Verdad, se inscribieron en las Logias, ignorando todas las injurias y amenazas.
    Sin reflexionar, habíamos creído que un signo de la cruz era superior a los tres puntos que forman una pirámide. Por todo ello te pedimos perdón, Señor, y te pedimos nos hagas comprender que un compás sobre un nuevo altar puede significar tanto como nuestros viejos crucifijos. Amén (Revista Medio Día en Punto, marzo-abril 1978)».
    (“Sous la Bannière” nº 22, marzo-abril 1989 pp. 23-24).

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  7. «En el libro del Padre paulino Rosario Esposito “Las grandes concordancias entre la Iglesia y la masonería” leemos el texto de una entrevista concedida por el barón Yves Marsaudon, grado 33, el más elevado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en su libro “El ecumenismo visto por un Francmasón de Tradición”. Citamos aquí abajo algunos extractos de esta entrevista otorgada a André Faucher y publicada en el periódico “Le Juvénal” del 25-9-1964:
    Marsaudon: “Yo estuve muy ligado a Mons. Roncalli, nuncio apostólico en París. Él me recibió varias veces en la Nunciatura y en diversas ocasiones vino a mi domicilio de Bellevue en Seine-et-Oise. Cuando yo fui nombrado ministro de la Orden de Malta, le manifesté al Nuncio mis perplejidades a causa de mi pertenencia a la masonería. Mons. Roncalli me aconsejó formalmente que permaneciera en la masonería”.
    -“¿Lo ha recibido a usted luego de su elevación a la tiara?”
    Marsaudon: “Sí, me recibió en Castelgandolfo en mi calidad de ministro emérito de la Orden de Malta, y me dio su bendición renovándome su aliento para una obra de acercamiento entre las Iglesias, como también entre la Iglesia y la masonería de Tradición”».
    (Doctor Carlo Alberto Agnoli, La francmasonería y el concilio, Congreso Sì Sì No No 1996).
    Un cardenal iniciado en una Logia es excomulgado ipso facto por el derecho canónico en vigor (canon 2335). Un prelado francmasón no puede convertirse en jefe de una Iglesia de la cual ya no forma parte. El que el jefe de la iglesia conciliar declare “beato” a un Hermano que ha prestado grandes servicios a la Secta, es totalmente comprensible. La francmasonería en Francia ha sabido también probar su reconocimiento bautizando un bulevar, en muchas grandes ciudades, con el nombre del traidor.
    “LE BASTION DE SAINT MAURICE”, 35360 Montauban de Bretagne, Francia
    nº 6, setiembre 2000, p. 3.

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  8. Vean esto. Le dan duro:

    http://denzingerbergoglio.com/puertas-sacramentos/

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  9. 500 sacerdotes en Inglaterra y Gales instan al Sínodo a mantenerse firme en la doctrina y práctica de la Iglesia

    http://infocatolica.com/blog/delapsis.php/1503240625-500-sacerdotes-en-inglaterra

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    1. jaja.....en el conciliábulo también hicieron desaparecer mas de cuatrocientas firmas para condenar el comunismo...... A ellos no les hace mella ni quinientos ni nada, ellos ya tienen el control hace rato y no los van a doblegar.

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  10. El primer párrafo que señala el artículo es lo mas o menos los mismo que este:
    "Los hombres de nuestro tiempo se hacen cada vez más conscientes de la dignidad de la persona humana, y aumenta el número de aquellos que exigen que los hombres en su actuación gocen y usen del propio criterio y libertad responsables, guiados por la conciencia del deber y no movidos por la coacción."
    de Dinitatis Humanae del Concilio Vaticano II,
    Es decir, todo centrado en el hombre y sus necesidades "interiores". Por eso es que esto que ocurre ahora, ya estaba sembrado en el CVII. La Iglesia que salió del CVII ya no era la Iglesia católica.

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  11. Tengo 66 años y hace tres años,me confesé con un cura joven (34), a medida que iba relatando los hechos considerados pecaminosos ,él mismo ,les iba quitando el caracter de tales,así que finalmente,no huvo necesidad de absolución,con un pastor contento por la calidad de su ganado, y un oveja desconcertada,por la prodigalidad de su pastor.Desde ése momento vivo a la intemperie religiosa,desgraciadamente.Y ahora con un tormenta apocalíptica en el horizonte.
    Relato ésta acnédota como testimonio,de que la "misericordina", viene desde mucho antes de Bergoglio.

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  12. http://tradiciondigital.es/2013/11/04/el-talon-de-aquiles-de-la-papolatria/

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  13. una persona con un alto cargo dentro de la Iglesia me dijo "está bueno tener sacerdotes así (por un sacerdote que esconde hijos no reconocidos con distintas mujeres), porque te vas a confesar sabiendo que el otro te entiende y te va a perdonar"...

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