-LA DESTRUCCIÓN DEL MATRIMONIO Y LA ABOLICIÓN DEL PECADO A TRAVÉS DE LA FALSA MISERICORDIA-
Flor que medra en las márgenes del Aqueronte |
Con su segunda e interminable[1] Exhortación
Apostólica -que contiene 58.000 palabras-, llamada Amoris Laetitia[2] (« la
alegría del amor »), publicada hace exactamente un año, y que alguien llamó, con un
toque de humor sarcástico, pero no desprovisto de razón, Los amores de Leticia[3],
Francisco alcanzó incontestablemente una nueva dimensión en materia de
iniquidad, a punto tal que fue precisamente a partir de este texto que
comenzaron a hacerse oír tímidamente voces críticas hacia él entre los miembros
« conservadores » de la jerarquía conciliar.
Con este documento pretendidamente magisterial
Francisco llevó a su término el prolongado y maquiavélico proceso de subversión
ideológica que condujo a su publicación, el cual comprende principalmente los
dos Sínodos de los Obispos de 2014 y
2015, a la vez que una cantidad apabullante de textos e informes indigestos,
repletos de toda suerte de omisiones, de ambigüedades, de manipulaciones, de
falsedades y de medias verdades.
Habida cuenta de la longitud sin
precedentes de este documento, hábilmente concebido con vistas a diseminar toda
suerte de errores y de bombas de relojería en múltiples esferas de la fe y de
la moral, y no solamente en lo que concierne a la admisión de los
« re-casados » a los sacramentos, como se suele creer
equivocadamente, me contentaré con presentar algunos extractos particularmente
nocivos.
Nada más empezar, Francisco fija el tono
del documento, aboliendo literalmente el papel del magisterio en provecho del
relativismo doctrinal erigido en única regla:
« Recordando
que el tiempo es superior al espacio, quiero reafirmar que no todas las
discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con
intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una
unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes
maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias
que se derivan de ella. […] Además, en cada país o región se pueden buscar
soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos
locales, porque «las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio
general [...] necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado » § 3
Aquí Francisco no sólo nos surtió su insistente ocurrencia gnóstica
según la cual « el tiempo es superior al espacio », sino que, para colmo, tuvo
la inverosímil osadía de hacernos saber, empleando un tono condescendiente, que
él pretende « recordárnosla », como si fuese un artículo de fe, cuando se
trata, en cambio, de una perfecta novedad que él fue el primero y el único en
enunciar en 2000 años de historia del cristianismo, y que no es más que una
aberración filosófica completamente desprovista de sentido, a no ser desde una
perspectiva evolucionista.
Francisco había lanzado esta idea por primera vez en Evangelii Gaudium[4].
Me permito reproducir íntegramente el pasaje ya que esto nos permitirá
adentrarnos en su pensamiento gnóstico. Al mismo tiempo, si se toman las cosas
con una dosis de humor, estoy persuadido de que podrá apreciarse el momento de
sana distensión que puede propiciar la risa ante una jerga tan ampulosa. He
aquí esta auténtica pieza de antología, pero ¡cuidado con el mareo!
« Hay una tensión bipolar entre la plenitud y el límite. La plenitud
provoca la voluntad de poseerlo todo, y el límite es la pared que se nos pone
delante. El tiempo, ampliamente considerado, hace referencia a la plenitud como
expresión del horizonte que se nos abre, y el momento es expresión del límite
que se vive en un espacio acotado. Los ciudadanos viven en tensión entre la
coyuntura del momento y la luz del tiempo, del horizonte mayor, de la utopía
que nos abre al futuro como causa final que atrae. De aquí surge un primer
principio para avanzar en la construcción de un pueblo: el tiempo es superior
al espacio. » § 222
¿Cómo? ¿Que no es suficientemente claro?
¡Vamos, un pequeño esfuerzo, por favor! Bueno, de acuerdo, comprendo que no es
tarea sencilla descifrar el lenguaje hermético de un modernista consumado, por
eso he procurado componer una paráfrasis de este texto « magisterial » para
facilitar la penetración de sus arcanos:
« Hay una plenitud entre la tensión bipolar y el límite. La voluntad de
plenitud provoca la posesión del límite que es como un muro puesto ante
nosotros. La plenitud, en sentido lato, hace referencia al horizonte que se
expresa, mientras que el momento es la expresión de un espacio que está allí.
Los ciudadanos tienden a la experiencia que se despliega a la luz del tiempo en
el momento preciso en el que la condición de un horizonte más vasto nos lleva
hacia la utopía que nos atrae como causa final. Es aquí que surge un pueblo
para construir el principio que nos permite avanzar: el espacio se abre en
dirección al tiempo que ilumina. »
¿De veras? ¿Que aún
no se entiende nada? Pues bien, ¡a no preocuparse! Un pequeño taller consagrado
al idealismo alemán, y todo se volverá más claro que agua de manantial.
Retomando la seriedad, debe tenerse en cuenta que esto se presume un texto
magisterial que expone verdades de fe contenidas en la revelación. De hecho,
con esta jerga críptica digna de un filósofo hegeliano, Francisco alude al
proceso evolutivo de la conciencia humana que se despliega en el tiempo,
orientado infaliblemente hacia el término que lo atrae a modo de causa final, y
que no es otro que el famoso Punto Omega o Cristo Cósmico de su
maestro panteísta Teilhard de Chardin. Este Punto Omega representa la
etapa final en el desarrollo de la conciencia surgida de la materia, hacia el
cual se dirige el universo, y en el cual se consumará la unión total del
hombre, del mundo y de Dios.
En el párrafo
siguiente Francisco explica el sentido de su falso principio: se trata de un
proceso evolutivo necesario e ineluctable que se despliega en los
acontecimientos de la historia humana. Esta noción es el fundamento ideológico
del « progresismo » marxista e implica una visión monista de la realidad, sin
espacio alguno para la libertad ni la trascendencia divina. Tendremos la
ocasión de volver a referirnos a esto a continuación. He aquí el texto:
« El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones
de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno. Se trata de
privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran
a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en
importantes acontecimientos históricos. » § 223
Pero volvamos al § 3 de Amoris
Laetitia. Después de haber recordado el principio absurdo según el cual «
el tiempo es superior al espacio » -principio que será por cierto difícil de
olvidar-, Francisco nos explica que en la Iglesia es necesario conservar la «
unidad de doctrina », pero que « esto no
impide que subsistan diferentes interpretaciones de ciertos aspectos de la
doctrina ». Para entender cómo pueden sostenerse estos principios
contradictorios en una misma frase, no se debe perder de vista que el principio
de no-contradicción no tiene estrictamente ningún sentido para quien adhiere al
principio de la evolución, según el cual los conflictos, las crisis y,
justamente, las contradicciones, constituyen el verdadero motor del progreso,
el dinamismo dialéctico que hace posible el ascenso progresivo del espíritu
humano hacia la conciencia absoluta, es decir, hacia la divinización. Una vez
introducidos el pluralismo y el relativismo doctrinal, nadie se sorprenderá si
Francisco se permite proferir palabras tan desconcertantes como éstas:
« […] se puede
acoger la propuesta de algunos maestros orientales que insisten en ampliar la
consciencia, para no quedar presos en una experiencia muy limitada que nos
cierre las perspectivas. Esa ampliación de la consciencia no es la negación o
destrucción del deseo sino su dilatación y su perfeccionamiento. » § 149
Me pregunto: ¿es un papa el que habla, o bien un gurú de la New Age? Es de destacar que Francisco
dice esto tratando del placer y la sexualidad, por lo que resulta imposible no
pensar en el Tantra, tradición
esotérica chamánica que se encuentra en las principales religiones orientales,
especialmente en el hinduísmo y en el budismo, y que se sirve de la sexualidad
para « ampliar la conciencia », para alcanzar la « iluminación », el «
despertar », a saber: el pasaje de la conciencia individual, dualista, al
estado de « supraconciencia » propio de la divinidad. No es menester precisar
que nos encontramos en pleno panteísmo.
A continuación, como buen apóstol del feminismo y del igualitarismo,
Francisco aprovecha para minar la autoridad del jefe de familia, explicando que
la enseñanza de San Pablo no sería sino un « ropaje cultural » (!!!):
« […] conviene
evitar toda interpretación inadecuada del texto de la carta a los Efesios donde
se pide que ‘‘las mujeres estén sujetas a sus maridos’’ (Ef 5, 22). San Pablo
se expresa aquí en categorías culturales propias de aquella época, pero
nosotros no debemos asumir ese ropaje cultural, sino el mensaje revelado que
subyace en el conjunto de la perícopa. » § 156
En otro pasaje Francisco sostiene que la virginidad consagrada no es
un estado de vida más excelente que el matrimonio:
« En este sentido,
san Juan Pablo II dijo que los textos bíblicos ‘‘no dan fundamento ni para
sostener la inferioridad del matrimonio, ni la superioridad de la virginidad o
del celibato" en razón de la abstención sexual. Más que hablar de la
superioridad de la virginidad en todo sentido, parece adecuado mostrar que los
distintos estados de vida se complementan, de tal manera que uno puede ser más
perfecto en algún sentido y otro puede serlo desde otro punto de vista. » § 159
Lo que resulta embarazoso tanto para Francisco como para Juan Pablo
II, ya que ambos caen de lleno bajo el anatema del Concilio de Trento:
« Si alguno dijere
que el estado del matrimonio debe preferirse al estado de virginidad o de
celibato y que no es mejor ni más feliz mantenerse en la virginidad o celibato
que casarse, sea anatema.[5] »
(Mt 19,11; 1 Co
7,25; 1 Co 7,38-40; sesión XXIV, canon X sobre el sacramento del matrimonio)
Juan Pablo II y Francisco son, pues, anatematizados por la Iglesia por
negar explícitamente lo que ella afirma con claridad. Por más que pretendan ser
católicos de ningún modo lo son, ya que no profesan la fe de la Iglesia.
Pío XII repitió esta verdad dogmática en 1954, en su encíclica Sacra Virginitas:
« Es preciso, por
tanto, afirmar como claramente enseña la Iglesia que la santa virginidad es más
excelente que el matrimonio. Ya nuestro Divino Redentor la había aconsejado a
sus discípulos como instituto de vida más perfecta; y el Apóstol San Pablo, al
hablar del padre que da en matrimonio a su hija, dice: Hace bien; pero en
seguida añade: Mas el que no la da en matrimonio obra mejor. […] Pues si, como
llevamos dicho, la virginidad aventaja al matrimonio, esto se debe
principalmente a que tiene por mira la consecución de un fin más excelente y
también a que de manera eficacísima ayuda a consagrarse enteramente al servicio
divino, mientras que el que está impedido por los vínculos y los cuidados del
matrimonio en mayor o menor grado se encuentra dividido. […] Esta doctrina, que establece las ventajas y
excelencias de la virginidad y del celibato sobre el matrimonio, fue puesta de
manifiesto, como lo llevamos dicho, por nuestro Divino Redentor y por el
Apóstol de las Gentes; y asimismo en el santo concilio tridentino fue
solemnemente definida como dogma de fe divina y declarada siempre por unánime
sentir de los Santos Padres y doctores de la Iglesia[6]. »
A continuación, Francisco aboga por la reintegración a la vida
eclesial de todos aquellos que se hallen en una situación « irregular »:
« Se trata de
integrar a todos, se debe ayudar a cada uno a encontrar su propia manera de
participar en la comunidad eclesial, para que se sienta objeto de una
misericordia inmerecida, incondicional y gratuita. Nadie puede ser condenado
para siempre, porque esa no es la lógica del Evangelio. No me refiero sólo a
los divorciados en nueva unión sino a todos, en cualquier situación en que se
encuentren. » §
297
« Todos » quiere decir precisamente « todos », ¿no es cierto? Vale
decir: concubinos, divorciados « re-casados », homosexuales, partidarios del
aborto y del « matrimonio » gay, etc. Ahora bien, ninguna persona se encuentra
excluida « para siempre » de la Iglesia, ¡a condición de que se decida a
cambiar de vida! El problema es que, según Francisco, habría que
« integrar » a todo el mundo, cualquiera sea su situación, incluso
quienes no manifiesten intención alguna de poner fin a su vida escandalosa. Además, afirmar que no es propio de la lógica
del Evangelio el condenar a nadie para siempre resulta bastante curioso, cuando
se consideran palabras como éstas:
« Entonces dirá
también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ángeles. » (Mt. 25, 41)
Es nada menos que Nuestro Señor Jesucristo quien ha dicho esto. Sin
embargo, se entiende que para un gnóstico se trate de enseñanzas inaceptables,
ya que, según su visión monista del cosmos, en virtud del proceso evolutivo,
todo el mundo alcanzará ineluctablemente su término, que no es otro que el de
la divinización. Recordemos aquí aquellas palabras de Francisco a Eugenio
Scalfari:
« En la carta que le escribí recuerdo haberle dicho que aunque
nuestra especie termine, no terminará la luz de Dios que en ese punto invadirá
todas las almas y será todo en todos[7]. »
Francisco sostiene aquí la salvación
universal por asimilación a la esencia divina. Según esta visión de las cosas,
va de suyo que la idea de que alguien pueda ser « condenado para siempre » naturalmente no tiene sentido alguno. Se
trata de panteísmo en estado puro, como podremos comprobar más adelante, y éste
es el error que está en la base del discurso y de la praxis bergoglianos.
A continuación, Francisco explica que si
alguno vive su adulterio con una « fidelidad probada » y un « generoso don de
sí » (¡no lo estoy inventando!), aunque no se trate de la situación
« ideal » (!!!), igualmente uno puede ser « reintegrado » mediante el
« discernimiento » y la « mirada » adecuada de los pastores... lo que
cambia todo, ¡evidentemente!
« Los
divorciados en nueva unión, por ejemplo, pueden encontrarse en situaciones muy
diferentes, que no han de ser catalogadas o encerradas en afirmaciones
demasiado rígidas sin dejar lugar a un adecuado discernimiento personal y
pastoral. Existe el caso de una segunda unión consolidada en el tiempo, con
nuevos hijos, con probada fidelidad, entrega generosa, compromiso cristiano,
conocimiento de la irregularidad de su situación y gran dificultad para volver
atrás sin sentir en conciencia que se cae en nuevas culpas. […] Debe quedar
claro que este no es el ideal que el Evangelio propone para el matrimonio y la
familia. Los Padres sinodales han expresado que el discernimiento de los
pastores siempre debe hacerse distinguiendo adecuadamente, con una mirada que
discierna bien las situaciones. Sabemos que no existen recetas
sencillas. » §
298
Este discurso se funda en la ética situacional, que disuelve la moral
en un relativismo subjetivista: no hay que considerar otra cosa que las
circunstancias; no hay más actos objetivamente malos, pura y simplemente,
cualesquiera sean las circunstancias. El matrimonio cristiano, junto a la
indisolubilidad que implica, no es más normativo sino que se vuelve un « ideal
» que no se halla al alcance de todo el mundo.
De este modo, habrá que esforzarse en destacar los « valores positivos »
que se encuentran en las situaciones « irregulares » (concubinato, adulterio,
dúos homosexuales, etc.): « fidelidad probada, generoso don de sí, compromiso
cristiano », etc. ¿Acaso hay necesidad de precisar que tales proposiciones no
son más que horrorosas mentiras que no pueden provenir sino del Padre de la Mentira?
He aquí lo que decía Pío XII acerca de la moral de situación en el curso
de una alocución de 1952 en el Congreso Internacional de la Federación mundial de la juventud femenina
católica[8]:
« La ética nueva se
halla tan fuera de la ley y de los principios católicos que hasta un niño que
sepa su catecismo lo verá y se dará cuenta y lo percibirá. Por lo tanto, no es
difícil advertir cómo el nuevo sistema moral se deriva del existencialismo que,
o hace abstracción de Dios, o simplemente lo niega, y en todo caso abandona al
hombre a sí mismo. »
Es exactamente lo contrario de lo que dice Francisco. He aquí, a
título ilustrativo, cuatro pasajes extraídos de Amoris Laetitia:
1. « Sólo cabe un nuevo aliento
a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares,
que debería reconocer que, puesto que el grado de responsabilidad no es igual
en todos los casos, las consecuencias o efectos de una norma no necesariamente
deben ser siempre las mismas [9].
» § 300
2. « [… ]a veces nos comportamos
como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es
una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a
cuestas. » § 310
3. « Es mezquino detenerse
sólo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma
general, porque eso no basta para discernir y asegurar una plena fidelidad a
Dios en la existencia concreta de un ser humano. » § 304
4. « Esto nos otorga un marco y
un clima que nos impide desarrollar una fría moral de escritorio al hablar
sobre los temas más delicados, y nos sitúa más bien en el contexto de un
discernimiento pastoral cargado de amor misericordioso, que siempre se inclina
a comprender, a perdonar, a acompañar, a esperar, y sobre todo a integrar. Esa
es la lógica que debe predominar en la Iglesia, para realizar la experiencia de
abrir el corazón a cuantos viven en las más contradictorias periferias
existenciales. » § 312
He aquí, finalmente, una quinta y última cita tomada de una homilía en
la Casa Santa Marta del pasado 16 de
junio y en la cual Francisco califica la doctrina católica tradicional
sencillamente de herética. La situación es grotesca: decididamente, este hombre
da muestras de una desvergüenza inaudita, cree que todo le está permitido, no
se detiene ante nada, miente y blasfema con una naturalidad pasmosa, y todo
esto sin que jamás nadie se atreva a denunciarlo y a desafiarlo públicamente.
Pero lo más triste del caso es que casi nadie pareciera sentirse afectado por
esta situación totalmente inconcebible. Éstas son sus palabras:
« No es católico ‘‘o
esto, o nada’’: esto no es católico. Eso es herético. Jesús siempre sabe
caminar con nosotros, nos da el ideal, nos acompaña hacia el ideal, nos libra
de este encauzamiento de la rigidez de la ley, y nos dice: ‘‘Haced hasta donde
podáis’’. Y nos comprende bien. Éste es nuestro Señor, esto es lo que nos
enseña [10]. »
Pero volvamos a la alocución de Pío XII para percibir mejor la
oposición existente entre la doctrina católica y las fantasías pergeñadas por Francisco:
« De las
relaciones esenciales entre el hombre y Dios, entre hombre y hombre, entre los
cónyuges, entre padres e hijos; de las relaciones esenciales en la comunidad,
en la familia, en la Iglesia, en el Estado, resulta, entre otras cosas, que [sigue una
larga lista de comportamientos pecaminosos, incluyendo el adulterio y la
fornicación] todo ello está gravemente
prohibido por el Legislador divino. No hay motivo para dudar. Cualquiera que
sea la situación del individuo, no hay más remedio que obedecer. »
Esto ciertamente no es una buena
noticia para Francisco y su « adecuado
discernimiento personal y pastoral ». Pío XII afirma que, de cara a ciertas
acciones objetivamente desordenadas, cualquiera sea la situación del individuo,
« no hay más remedio que obedecer ».
Francisco, en cambio, declara: « sabemos
que no existen recetas sencillas » y aboga por un « discernimiento pastoral cargado de amor misericordioso ». ¿Cuál de los dos yerra? Yo me atrevería a ir
más lejos y preguntaría: ¿cuál de los dos es verdaderamente papa? Sí, no dudo
en repetirlo: ¿cuál de los dos es un auténtico papa, a saber, aquel cuya
enseñanza debe conformarse necesariamente con la doctrina de la Iglesia? Dicho
de otro modo, ¿es acaso posible que dos pastores legítimos proclamen doctrinas
diametralmente opuestas en materia de fe y moral? En definitiva, la
contradicción lógica, ¿formaría parte del depósito de la fe? Por mi parte, yo
no estoy dispuesto a adoptar la dialéctica hegeliana…
Inspirándonos en el relato de la caída,
podríamos decir que, mientras Pío XII
declara: « no comáis del árbol ni lo
toquéis, de lo contrario moriréis », Francisco, por su parte, replica: « No moriréis, de ninguna manera. Adelante,
hijos bienamados, acercaos a la Mesa Santa confiadamente, ya que seréis
acogidos por mi misericordia infinita, vuestros ojos se abrirán, seréis como
dioses y descubriréis finalmente ‘‘la alegría del amor’’. » He aquí un
extracto del documento:
« Su
participación [la
de los « divorciados vueltos a casar »] puede expresarse en diferentes servicios eclesiales: es necesario, por
ello, discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente
practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden
ser superadas. Ellos no sólo no tienen que sentirse excomulgados, sino que
pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia […] » § 299
Ése es el verdadero objetivo de Francisco: la abolición pura y simple
del pecado. Desde su óptica, se puede vivir en estado de adulterio y ser, al
mismo tiempo, un « miembro vivo de la
Iglesia ». Todo está condensado aquí. Y nadie se subleva. El hecho de que
más de mil millones de católicos puedan seguir llamando « Santo Padre » a este personaje diabólico es algo que rebasa
por completo mi comprensión…He aquí otros dos pasajes antológicos de Fornicationis Laetitia, la última Expectoración Escatológica bergogliana:
« Por ello, un
pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes
viven en situaciones irregulares, como si fueran piedras que se lanzan sobre la
vida de las personas. Es el caso de los corazones cerrados, que suelen esconderse
aun detrás de las enseñanzas de la Iglesia para sentarse en la cátedra de
Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos
difíciles y las familias heridas […] A causa de los condicionamientos o
factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de
pecado -que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno- se
pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la
vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia[11].
El discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a
Dios y de crecimiento en medio de los límites. Por creer que todo es blanco o
negro a veces cerramos el camino de la gracia y del crecimiento, y desalentamos
caminos de santificación que dan gloria a Dios.
» § 305
« Pero de
nuestra conciencia del peso de las circunstancias atenuantes -psicológicas,
históricas e incluso biológicas- se sigue que, sin disminuir el valor del ideal
evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles
de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día, dando lugar a
la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible. Comprendo a
quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna.
Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el
Espíritu derrama en medio de la fragilidad: una Madre que, al mismo tiempo que
expresa claramente su enseñanza objetiva, no renuncia al bien posible, aunque
corra el riesgo de mancharse con el barro del camino. » § 308
Ésta es la «iglesia» propugnada por Francisco, al amparo de una falsa
noción de misericordia: una « iglesia » donde reina la confusión y que no teme « mancharse con el barro del camino ». Hay que decir que esta «
iglesia bergogliana » no se parece mucho que digamos a la Iglesia Católica, a
la Esposa inmaculada del Cordero, sino más bien a una contra-iglesia infernal,
lista para ponerse al servicio del Anticristo...
El pasado 16 de junio, con ocasión del discurso de apertura del Congreso eclesial de la diócesis de Roma,
desarrollado en la Basílica de San Pedro, Francisco volvió a la carga, llevando
la impiedad a límites insospechados. He aquí tres cortos extractos:
1. « Prefieren convivir, y
esto es un desafío, requiere un trabajo. No decir en primer lugar: ‘‘¿Por qué
no te casas por la Iglesia?’’. No. Acompañarlos: esperar y hacer madurar. Y
hacer madurar la fidelidad[12]. »
2. « […] he visto mucha fidelidad en estas convivencias, mucha fidelidad;
y estoy seguro que este es un matrimonio verdadero, tienen la gracia del
matrimonio, precisamente por la fidelidad que se tienen[13]. »
3. « Es la cultura de lo
provisional. Y esto sucede por doquier, también en la vida sacerdotal, en la
vida religiosa. Lo provisional. Y por esto la mayor parte de nuestros
matrimonios sacramentales son nulos, porque ellos [los esposos] dicen: ‘‘Sí, para toda la vida’’, pero no
saben lo que dicen, porque tienen otra cultura[14]. »
Pero entonces, ¿para qué casarse, si la mayor parte de los matrimonios
son inválidos y los concubinatos vividos en « fidelidad » poseen la gracia del
matrimonio? ¿Se alcanzan a vislumbrar los efectos deletéreos que las palabras
de Francisco pueden ejercer en las parejas que atraviesan momentos difíciles y
que hacen todo lo que pueden para permanecer fieles a su compromiso? ¿Para qué
seguir luchando? ¿No sería acaso más razonable formular un pedido de
reconocimiento de nulidad matrimonial, puesto que la mayor parte de los
matrimonios son inválidos, para luego poder « rehacer su vida »?
En definitiva, lo que Francisco está diciendo a los concubinos es que
no se casen, y a los casados, que sus matrimonios no tienen ningún valor. No
puedo dejar de interrogarme: ¿se puede concebir un mensaje más devastador para
el matrimonio y la familia? ¿Es concebible que semejante mensaje pueda salir de
los labios de un auténtico Vicario de Nuestro Señor Jesucristo? Tercera y
última pregunta: un verdadero discípulo de Jesucristo, ¿tiene el derecho de
callar ante estos diabólicos e incesantes ataques contra la fe y la moral
perpetrados precisamente por quien pasa por ser, a los ojos del mundo, el
Soberano Pontífice de la Iglesia Católica y el Sucesor de San Pedro?
[1] Probablemente el
documento más extenso jamás producido por un pontífice en 2000 años de historia
de la Iglesia. Supera ampliamente, entre otros extensísimos textos, las 45000
palabras que contiene la encíclica Veritatis
Splendor, de Juan Pablo II o las 31000 de Caritas in Veritate, de Benedicto XVI. Compárese esta logorrea crónica
de los papas conciliares con, por ejemplo, las 4500 palabras de la encíclicaMortalium Animos, de Pío XI o las 6400
de Humani Generis, de Pío XII…
[7]Entrevista con Eugenio Scalfari el 24 de
septiembre de 2013, publicado el 1 de
octubre en La Repubblica.
[9] Nota al pie n° 336: « Tampoco en lo referente a la disciplina sacramental, puesto que
el discernimiento puede reconocer que en una situación particular no hay culpa
grave. Allí se aplica lo que afirmé en otro documento: cf. Exhort. ap.
Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 44.47: AAS 105 (2013), 1038.1040. »
[11] Nota n° 351 : « En ciertos casos, podría ser también la ayuda de los
sacramentos. Por eso, «a los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no
debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor»:
Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 44: AAS 105 (2013), 1038.
Igualmente destaco que la Eucaristía «no es un premio para los perfectos sino
un generoso remedio y un alimento para los débiles» ( ibíd, 47: 1039). »
[13] Ibidem.
El tiempo es superior al espacio para un humano, pero no para Dios que ni tiene tiempo ni tiene espacio.
ResponderEliminarque sabés.... no es que Dios va de eternidad en eternidad?? o algo así?? no será nuestro tiempo y nuestro espacio peeeero....
EliminarJuan XXIII vio dónde se iban a sentar los observadores no católicos en el Vaticano II y dijo: “¡Eso no
ResponderEliminarse hará! Pongan a nuestros hermanos separados cerca de mí”. Como un complacido anglicano dijo:
―Por lo tanto, estábamos allí, justo en la primera fila‖48
.
El 11 de octubre de 1962 pronunció su discurso de apertura del Concilio:
―Llegan a decir que nuestro mundo, en relación con el de antaño, ha empeorado
mucho; se comportan como si no hubiesen aprendido nada de la historia, que es
maestra de la vida, y como si en el tiempo de los concilios ecuménicos precedentes
triunfasen plenamente el pensamiento y la vida cristiana, así como la justa libertad
religiosa. Nos parece verdaderamente necesario decir nuestro desacuerdo con estos
profetas de desgracias, que anuncian siempre catástrofes, casi la inminencia del fin
del mundo. En el presente momento histórico, la Providencia nos está llevando a un
nuevo orden de relaciones humanas‖.
―Los errores, luego de nacer, se desvanecen como la niebla ante el sol. Siempre la
Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad.
En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la
misericordia más que la de la severidad. Ella quiere venir al encuentro de las
necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando
condenas… Desgraciadamente, la toda familia cristiana todavía no ha conseguido,
en su plenitud, esta visible unidad en la verdad‖
49
.
Como vemos arriba, en su discurso de apertura, Juan XXIII declaró que la Iglesia se oponía y
condenaba los errores, pero que ahora no iba a renovar las condenas. Él también pronunció la herejía
de que ―la familia cristiana todavía no ha conseguido en su plenitud esta visible unidad en la
verdad‖. El primer lugar, ―toda la familia cristiana‖ se compone únicamente de los católicos. Decir
que ―toda la familia cristiana‖ incluye a los no católicos, como Juan XXIII hace, es herejía. En segundo
lugar, Juan XXIII dice que la familia cristiana (que es la Iglesia Católica) ―no ha conseguido en su
plenitud esta visible unidad en la verdad‖. Esto es herejía. Es una negación de la unidad de la
verdadera Iglesia de Cristo, la Iglesia Católica. La verdadera Iglesia (la Iglesia Católica) es una en la
fe. La Iglesia siempre ha sido y mantendrá la ―visible unidad en la verdad‖.
Papa León XIII, Satis cognitum, # 4, 29 de junio de 1896: ―La Iglesia está constituida en
la unidad por su misma naturaleza; es una, aunque las herejías traten de desgarrarla
en muchas sectas‖50
.http://www.vaticanocatolico.com/PDF/13_JuanXXIII.pdf
http://nonpossumus-vcr.blogspot.com.ar/2013/10/francisco-el-pontifice-de-la-sinarquia.html
ResponderEliminarYa desde octubre de dosmiltrece la frater tenía material para comparar al falsario con sus ideólogos precursores.
Flavio, lo pregunto seriamente, a alguien más docto como Ud. Tampoco, realmente, tengo tiempo para investigarlo. ¿Puede Francisco -y por qué no, el resto de los papas conciliares- considerarse realmente un HEREJE? Digo HEREJE, HEREJE. Cuánto más pueden hacer sin que no se pueda públicamente y seriamente sostener su HEREJIA?
ResponderEliminarLo de "más docto como Ud." está todo por verificarse. Yendo al tema: si consideramos a la herejía como la negación de uno o más dogmas de nuestra fe (negación lisa y llana o, si acaso, tergiversación de los mismos), lo de Francisco creo es aún más grave. Porque él no demuestra negar una, dos o tres verdades reveladas, sino la totalidad del depósito de la fe. Esto es apostasía, es decir, el apartarse voluntariamente de Dios.
EliminarLo inaudito de la hora presente es que los desafueros múltiples un tal sujeto puesto en tan alto cargo son secundados por la aquiescencia de quienes tendrían la potestad de deponerlo. Ver esto es asomarse a un abismo, al mysterium iniquitatis en su más terrible actualización.
Si se me permite el atrevimiento, querría dar mi punto de vista al respecto. Muy sucintamente, pues este ámbito no está concebido para extensos desarrollos. Tengo la convicción de que a partir de Roncalli sobre el trono petrino no ha habido sino modernistas, en el sentido estricto del término, tal y como puede leerse en la encíclica Pascendi. Hay mucha bibliografía al respecto. Pero sucede que el modernismo, « la cloaca de todas las herejías », al decir de San Pío X, no consiste en la negación de tal o cual dogma, sino en una interpretación subversiva y radicalmente incompatible no sólo con el magisterio eclesial, sino lisa y llanamente, con la noción misma de revelación divina, puesto que, en el fondo, se trata de una visión gnóstico-evolucionista de la realidad. El mejor representante de ella es el jesuita Pierre Teilhard de Chardin, quien influenció profundamente a los representantes de la nueva teología - y que fueron mayoría entre los periti del CVII- y a cada uno de los papas conciliares.
EliminarAhora bien, éstos, en su totalidad, habían prestado el juramento antimodernista, suprimido por Montini en julio de 1967. Esto significa que no pueden en modo alguno alegar ignorancia, lo cual los vuelve herejes formales y pertinaces. Y, en sentido estricto, apóstatas, pues, como ya dije antes, el modernismo supone una profesión de fe panteísta, en la que no tienen cabida un Dios trascendente, la creación ex nihilo, el pecado original, la Encarnación y la Redención, las penas eternas del infierno, etc.
Obviamente, demostrar que cada uno de ellos es modernista llevaría mucho espacio, pero a título de ejemplo, dejo una cita muy esclarecedora del Cardenal Montini, tomada de una conferencia dada en Turín en 1960, en la cual manifiesta claramente su convicción teilhardiana:
« ¿Acaso el hombre moderno no llegará un día, a medida que sus estudios científicos progresen y descubran leyes y realidades ocultas bajo el rostro mudo de la materia, a prestar oídos a la maravillosa voz del espíritu que palpita en ella? ¿No será ésa la religión del mañana? El mismísimo Einstein previó la espontaneidad de una religión del universo. »
Con la venia de Flavio, y por si pudiera ser de utilidad a algún lector, adjunto enlaces a otros tres artículos, bastante recientes:
ResponderEliminarhttp://www.catolicosalerta.com.ar/magisterio-de-blasfemogoglio/si-no-hay-misa-vayan-con-los-anglicanos.pdf
http://www.catolicosalerta.com.ar/bergoglio2017/cuatro-anos-con-francisco-soberano-blasfemador-del-vaticano.pdf
http://www.catolicosalerta.com.ar/apostasia2017/herejias-destacadas-de-francisco.pdf
Muchas gracias a ambos. Sí, es cierto lo de "apóstatas" más que "herejes". Recuerdo que un comentarista de un artículo de Sosa Laprida lo dijo. El punto es qué actitud tomar ante esta situación. Y ahí vienen las tesis sedevacantistas, etc., que me causan pavor, porque: ¿de dónde bebemos, en ese caso, la fuente de la Gracia? Qué complejo...
ResponderEliminarPersonalmente, en razón de lo dicho anterirmente, mi parecer es que, desde Roncalli, nos hallamos ante usurpadores del trono petrino. Pero puedo asegurarle que ha sido a través de un proceso largo y doloroso que he llegado a esa conclusión, y eso bastante recientemente, a comienzos de 2014, para ser exacto, y reconozco que, en gran medida, esto lo ha vuelto posible nuestro inenarrable compatriota. Antes yo era un simple « tradi » en la línea de la FSSPX. Y voy más allá: era de los que se habían dejado seducir por el « corazón tradicional » de BXVI, y que creía (o, mejor dicho, quería creer), en la justeza de su tranquilizadora « hermenéutica de la continuidad ». Pero aprovecho la ocasión para decir que considero completamente inútil y contraproducente lanzarse en polémicas interminables respecto a este asunto, de las cuales, en general, no se obtiene sino merma de la caridad fraterna y pérdida de la paz interior. Por eso es que jamás intento hacer « proselitismo » en ese sentido. Simplemente, cuando se me interroga, expongo de manera llana mi pensamiento. Además, no nos engañemos, en medio de esta confusión masiva y sin precedente alguno en la historia de la Iglesia, cada uno comprende lo poco que puede, en general de manera gradual, y bajo el influjo de la gracia, no de las invectivas y de los anatemas que acostumbran enviarse recíprocamente las diferentes « capillas » tradicionales, incluyendo las muy diversas del ámbito de la sedevacancia. Y que conste que no estoy asimilando mi postura con el mayor o menor grado de fe o de santidad de la persona que la adopta, en absoluto. Se me ocurre decirle, a modo de conclusión, que se tome las cosas con calma, que Dios nos pide que conservemos la fe, la esperanza y la caridad, y que Él no pretende de cada uno de nosotros, simples laicos de a pie, desentrañemos exhaustivamente los pormenores de esta crisis eclesial que, en mi modesta opinión, no tiene solución humana, por tratarse de la crisis terminal y escatológica de la que solamente saldremos por directa intervención divina, es decir, en virtud de la Parusía de Nuestro Señor Jesucristo en gloria y majestad…
Eliminar´Se me ocurre decirle, a modo de conclusión, que se tome las cosas con calma, que Dios nos pide que conservemos la fe, la esperanza y la caridad, y que Él no pretende de cada uno de nosotros, simples laicos de a pie, desentrañemos exhaustivamente los pormenores de esta crisis eclesial que, en mi modesta opinión, no tiene solución humana, por tratarse de la crisis terminal y escatológica de la que solamente saldremos por directa intervención divina, es decir, en virtud de la Parusía de Nuestro Señor Jesucristo en gloria y majestad…´
EliminarEse final es de antología. De las posturas más realistas, sensatas y equilibradas que he leído. Le agradezco muchísimo.
En Cristo Rey y María.
BRUNO ACOSTA
No tiene por qué, estimado Bruno. Y le agradezco mucho sus palabras reconfortantes, las que, no puedo negarlo, me han hecho ruborizar bastante... En unión de oraciones.
ResponderEliminarPido perdón por este excursus, pero el hecho reviste tal gravedad que considero que merece ser puesto de inmediato en el conocimiento de los lectores:
ResponderEliminar« En la reunión, el papa, bromeando, comparó esto con la manera en la cual funciona la Santísima Trinidad. ‘‘Dentro de la Santísima Trinidad, todos ellos se la pasan discutiendo’’, Cuda cuenta que Francisco les dijo, ‘‘pero exteriormente dan una imagen de unidad’’. »
http://novusordowatch.org/2017/03/francis-jokes-most-holy-trinity/
Bergoglio, además de tomar el Santo Nombre de Dios en vano, infringiendo el segundo mandamiento, blasfema de un modo espeluznante al introducir en el seno del Dios Uno y Trino la discordia y el engaño. No hace falta ser muy versado en teología para comprender que esos son precisamente los atributos del diablo, quien es el « padre de la mentira » (Jn 8, 44), cuyo nombre significa, etimológicamente, el que divide, el que separa y crea discordia. Por lo cual queda claro a quien sirve este hombre infame y bajo la influencia de quien vomita sus horrendas blasfemias a repetición…
Por estas insignes maldades, y por otra infinidad de fechorías semejantes, yo acuso a Jorge Mario Bergoglio, falso profeta Francisco, vicario de Satanás y precursor del Anticristo, de ser un blasfemador, un hereje y un apóstata, un enemigo encarnizado de Dios, de la Iglesia y de la salvación de las almas. Usurpador del trono petrino, este hombre impío y de una malicia e insensatez a toda prueba se escuda detrás del prestigio que le confiere su presunto carácter pontifical y utiliza diabólicamente y sin escrúpulo alguno la cátedra de San Pedro para engañar desvergonzadamente a los católicos, proponiéndoles un sucedáneo del Evangelio, una adulteración monstruosa del cristianismo, vaciándolo de su contenido y reemplazándolo por la religión naturalista y humanista de la masonería. Es un deber impostergable e ineludible, para todo católico que se precie de tal, el denunciar, combatir y desenmascarar públicamente a este miserable impostor, esbirro esmerado de las legiones infernales, cuya impiedad notoria manifiestamente no cesará hasta que haya sido arrojado vivo al estanque de fuego y azufre, que el Dios tres veces Santo tiene reservado para Satanás, Príncipe de este mundo y Padre de la mentira, para los otros ángeles caídos y para la cohorte innumerable de sus perversos secuaces aquí en la tierra, operarios diligentes de toda forma de iniquidad, cuyo más conspicuo representante es el Soberano Blasfemador del Vaticano, Jorge Mario Bergoglio.
Los que deben discutir de lo lindo deben ser seguramente los diábolos.
EliminarEsjatológico: ¿por qué "esjatológico" con jota? Porque así debe ser. Hay dos palabras morfológicamente parecidas en español: “escatológico”, que significa pornográfico —de skatós, término griego que significa ‘excremento’— y “esjatológico”, que significa ‘noticia de lo último’ —de éskhaton, 'lo último'— las cuales son confundidas hoy día, por error o por descuido o ignorancia o periodismo, incluso en los diccionarios (Espasa, Julio Casares); de modo que, risueñamente, el apóstol San Juan resulta un escritor ¡pornográfico o excremental! Yo hago buen uso; si el buen uso se restaura, mejor, si no, paciencia. Poco cuidado con nuestra lengua se tiene hoy día.
EliminarLeonardo Castellani, El Apokalypsis de san Juan (pág. 313). Buenos Aires: Dictio, 1977.
proponiéndoles un sucedáneo del Evangelio, una adulteración monstruosa del cristianismo, vaciándolo de su contenido y reemplazándolo por la religión naturalista y humanista de la masonería.
Eliminar----pos mucho me temo que eso ya lo han estado haciendo y muy sutilmente los anteriores desde roncalli. Y peor estos todavía porque los tienen engañados a casi todos...el falsario por lo menos ha dividido la situación porque engaña a un grupo pero los anteriores a casi todos.
GMUA27/3/17 22:08
ResponderEliminarMas que claro que este payaso no es el Vicario de Cristo.
Hace 500 años no estuvieran debatiendo si es o no es papa. Estuvieran peleando quien prendería fuego a las estacas.
Responder
http://www.ncsanjuanbautista.com.ar/2017/03/bergoglio-blasfema-contra-la-santisima.html
https://www.google.com.ar/maps/@37.3093005,26.5482457,3a,75y,139.22h,90.11t/data=!3m7!1e1!3m5!1sPGPZyeowKmJDCiJAFCdLiQ!2e0!3e2!7i13312!8i6656!6m1!1e1
ResponderEliminarvolemos a Πάτμος MONASTERIO SAN JUAN EVANGELISTA por unos instantes...