por Dardo Juan Calderón
Parece ser que fue Gabriel Tarde el que descubrió este asunto de la
Micropolítica, que se trata de que por el hecho de vivir en sociedad nosotros
los hombres comunes - que no participamos de la Alta Política o Macropolítica -
sin embargo “hacemos política” desde las
estructuras básicas de la sociedad; y que esta actividad es mucho más
gravitante en la macropolítica de lo que se piensa livianamente.
Esta gravitación hace que los manipuladores modernos de la política,
después de seguir los sabios consejos de Maquiavelo, hayan dado una gran
importancia a la manipulación de la “micropolítica”. Tarde discutió con otros
genios de la sociología que decían que esos fenómenos básicos no son políticos
sino psicológicos, pero el hecho es que ganó Tarde; que más vale tarde que
nunca, porque esto lo había dicho
Aristóteles y fue la principal actividad política de la Iglesia Católica –
hacer familias cristianas- desde hace una pila de años. Pero la cuestión es que
los sociólogos descubrieron este campo de estudio y escribieron unos enormes
ladrillos sobre el asunto, siendo uno de los más destacados y usados en la
actualidad el de Gilles Deleuze, bibliografía obligatoria desde hace muchos
años en la formación de los licenciados en Ciencias Políticas.
El asunto de la ley del aborto en nuestro País hace actual una reflexión
sobre este tema, en el que las estructuras básicas de una sociedad parecen
influir los derroteros de la Macropolítica, pero cabe discernir a la luz de
estas consideraciones si influyeron hacia arriba o fueron manipulados desde
arriba. También lo hace necesario el hecho de que las familias católicas - y si
hay todavía algunas estructuras un poco más complejas que pueden llamarse
católicas - tienen como única posibilidad de influir en la alta política la
acción a través de estructuras y conductas de base, ya que el Estado Laico no
permite llegar a sus más altos rangos enarbolando una religión. Puede llegar
uno que sea católico en su fuero íntimo pero no puede ejercer la función en
cuanto tal, pues debe reconocer el carácter estrictamente laico de su función,
la libertad de cultos y otras linduras que son incompatibles con una condición
de católico íntegro. Sí con la de católico modernista. Y esto no es lo peor,
sino que la “función” se ejerce desligado de toda representación real de
intereses y como miembro de una burocracia de la que se desconoce el objetivo
final, si es que lo tiene (como veremos).
El gran interrogante de los católicos es ¿qué podemos hacer desde nuestras humildes posiciones para influir
buenamente los destinos políticos de un estado moderno? Pero no es común
encontrar la siguiente pregunta: ¿De qué
manera la macropolítica nos está manipulando para que creyendo que influimos,
estemos jugando su juego? Como carecemos de vocación iluminadora y siendo
que la primera pregunta ha sido contestada a granel con las más “regocijantes
pendejadas”, dejaremos al lector contestarse la segunda.
Trataremos de resumir, haciendo la más
tendenciosa interpretación de la enseñanza de los sociólogos expertos (que la
objetividad es un lujo de camanduleros) el “cómo ve el enemigo” estos asuntos,
ya que, previendo las resistencias de las buenas gentes han hecho sesudas
reflexiones para manipular las reacciones de las células de la base social. Acá
va su lección.
Vamos a usar una analogía
geométrica de la moderna sociología que, no por artificial y metafórica deja de
tener valiosos aportes para el entendimiento del problema; sobre todo porque
efectivamente se están aplicando sus indicaciones desde los altos rangos por
medio de expertos que han estudiado con atención estas enseñanzas sociológicas.
Ellos nos dicen que en la sociedad se
encuentran múltiples “segmentos” (familias, instituciones, grupos, etc.) y aún
dentro de estos segmentos hay segmentaciones internas (padres-hijos,
jefes-subordinados, y nuevamente etc. etc.). Estas segmentaciones se pueden
clasificar en tres formas más destacables: las
binarias, las circulares y las lineales.
En los segmentos binarios yo me incluyo en un grupo que se “opone” a
otro (no necesariamente oposición significa una lucha, pero sí una especie de
bando de pertenencia que se distingue y, lucha, acuerda o se regula con el otro), por ejemplo,
mujeres-varones, jefes-empleados, padres-hijos, creyentes- ateos,
modernistas-tradicionalistas, patrones-trabajadores, clase media- clase baja, o
la clase alta con ambas alternativamente, y por ejemplo en el caso actual:
abortistas-antiabortistas, y mil otras oposiciones binarias que se dan aún
dentro de estas, pues por ejemplo no todos los antiabortistas – ni los
abortistas - pertenecen a un mismo
grupo.
De
hecho hay algunos que entienden la maldad de las oposiciones binarias y al
tomar esta postura se convierten en una. Nosotros podemos aceptar que hay
binarizaciones naturales, otras creadas por intereses reales y otras provocadas
por la publicidad al sólo efecto de desordenar. Dentro de las provocadas por el
poder están todas aquellas que obedecen al viejo aforismo “divide para reinar”.
Es gracioso ver cómo desde la izquierda
se atacan las oposiciones binarias naturales (las del sexo, o las de
padres-hijos por ejemplo) pero inmediatamente se cae en oposiciones binarias
artificiales como las de clases o ideológicas.
Los segmentos circulares suelen tener mayor cohesión y ser de
origen más natural, son grupos que en conjunto desarrollan un fin común que se
integra en la sociedad toda y dentro del cual se regulan las binarias internas
(función de la madre y la del padre en la familia). La familia sería el
primero, una unión vecinal, el municipio, la provincia, la región, las
asociaciones de trabajo o gremiales (no el “sindicato” que es binario contra
“la patronal”) y muchas otras, hasta el círculo mayor que es el Estado. Todos
estos círculos no necesariamente son concéntricos, defienden sus propios
intereses y resguardan sus vidas formando un conjunto que es el Estado. Funcionarían como los círculos que varias
gotas de agua producen al caer a un estanque, siendo el estanque el Estado.
Esta última imagen nos da una idea de que se compenetran unos a otros, unos se
hacen más grandes y potentes y otros menos, algunos decrecen y otros se
agrandan. Los sabios de la sociología
nos dicen que esta era la forma más común de las sociedades primitivas: la segmentación circular no concéntrica.
Que eran bastante independientes entre sí, aunque interrelacionados, y -
agregamos nosotros - fue la forma principal de la sociedad cristiana medieval.
Estos segmentos producen una cierta fuerza de cohesión en el Estado,
pero a la vez una fuerza de independencia que no deja que el Estado sea tan
poderoso, es decir que forman una fuerza nucleante pero a la vez debilitante
sobre el poder central. En el Estado moderno se forzarán las energías de estos
segmentos circulares para hacerlos concéntricos y así dirigir toda la energía sobre
él.
Y por último están los segmentos lineales. Instituciones
que cruzan en línea recta desde la cabeza hasta el pié. Los más clásicos o
antiguos son la Iglesia y el ejército, podemos hablar luego de las carreras de
estudio y las logias. Más modernas son las grandes empresas comerciales y el
gran monstruo lineal que es la burocracia. Hagamos unas distinciones: salvo la
Iglesia, los demás responden a intereses de cúpula, es decir que drenan fuerzas
de los círculos para servir un poder central, ya sea en buena forma para un
bien común, ya sea en mala para fines ajenos o inconfesados, pero siempre hay
tensión entre ellas con los círculos, un tire y afloje sobre cuánto se entrega
y cuánto se retiene.
La Iglesia tiene una característica especial, está concebida para
alimentar la fuerza de esos segmentos circulares, es decir que trae energía de
“arriba” para “abajo”, no al revés como los otros, y la más de las veces se convierte
en parte de esa tensión de los círculos con el estado central tomando partido
por los primeros.
Como podrán ver uno puede participar a la misma vez en los tres tipos de
segmentaciones y por ende, los componentes de una de esas segmentaciones traen
a la misma intereses de las otras que suelen armar una colisión de intereses
enormes que arman el tejido o maraña social que trata de desentrañar el
sociólogo para saber qué pasa en una sociedad concreta. Un hombre es parte de
una familia, de un municipio o región, que son circulares, pero puede a la
misma vez participar de segmentaciones binarias que exceden ese grupo y traen
desestabilización a las relaciones del círculo, y a la misma vez pertenecer a
segmentaciones lineales que responde a otros intereses y que traen
desestabilizaciones a los dos primeros, y los dos primeros a esta.
Ejemplo: Yo puedo pertenecer a una familia y también al grupo de los
celestes o los verdes y además, ser un burócrata de línea, o un militar (que ya
no hay diferencia). Es probable que los intereses familiares sean grandes y me
lleven a llenar de familiares la línea burocrática que pasa a servir a esa
familia; o es probable que los intereses de línea me lleven a enfrentarme con
la familia. Y el ser verde o celeste de la misma manera puede producir
colisiones familiares o en la línea. Y
así imaginen millones de entrecruzamientos y colisiones como los átomos de una
materia, pero que al fin componen esa materia con una mayor o menor estabilidad,
pudiendo llegar a la disgregación, estallido o implosión.
Sumemos a que hoy estos segmentos binarios y lineales (muy improbablemente los circulares)
exceden al mismo Estado. La feminista es internacional y recibe sus consignas
desde una usina lejana; lo mismo el socialista, e igual el empleado de la
General Motors o un ejército que trabaja
para la ONU. Y entonces el dibujo se hace casi imposible y enormemente
complejo, pues por la doble o triple pertenencia, los circulares se ven
afectados. A una familia de tal región o municipio ya no le importa esa región
o municipio desde su economía si sus ingresos provienen de un línea
internacional (pongamos que es empleado del Banco Mundial), pero sí le importa
la región en cuanto a enfrentamientos binarios, porque es antiabortista -por
ejemplo-, asunto que lo opone con algunos de sus vecinos; pero el Banco Mundial
que le prodiga el sustento económico promociona políticas abortistas y se opone
a él en el segmento binario. Y todas estas oposiciones de planos y segmentos
los enfrentan consigo mismo y llevan las contradicciones dentro de cada
segmento.
En la actualidad todo llega al punto que nos hace decir: “¡uno nunca
sabe para quién trabaja!”, cosa que en la sociedad tradicional forjada en las
segmentaciones circulares no concéntricas, era mucho más fácil saberlo pues estaba
el interés muy cerca del hombre. Parece
que también sería fácil saber para quién se trabaja en una sociedad altamente
centralizada a partir de segmentos circulares concéntricos - como son el
totalitarismo monárquico o de tipo fascista - pero aquí los intereses son muy
lejanos al hombre y la fuerza de los segmentos lineales (ejército, partido,
burocracia, logia) es enorme sobre los circulares que tienden a ser arrollados,
desvitalizados en la entrega de todas sus energías al segmento lineal. Corremos
el riesgo de que, aunque sabemos para quién trabajamos – el Jefe, Monarca
Absoluto, Gurú o Líder- no sabemos bien
qué busca la cúpula que está allá lejos manejando intereses que no comprendemos
y a los que nos entregamos en una confianza fanática.
¡Qué maravilla era ser un grupo de familias que vivían en una región con
poco contacto con el resto! Los círculos
que hacen las gotitas de agua chocan entre sí, pero se acomodan según sus
energías naturales y lo mismo dentro de cada familia, pero no hay casi
interferencias binarias ni lineales, los opuestos se complementan en armonía.
Los litigios son claros y simples. Y esta paz social puede mantenerse en
conglomerados más grandes y en la medida que estas pequeñas aldeas son
respetadas por el poder central, normalmente con economías rurales y pequeñas formaciones urbanas. Eso fue el
feudalismo.
Pero la Gran Urbe fruto de la fuerza de segmentaciones lineales y
binarias que empujaron a estos círculos armó el gran lío (efecto del
capitalismo). La política cristiana siempre supo que la paz social se basaba en
mantener estos núcleos independientes, suavemente subordinados por impuestos no
excesivos, levas militares muy pequeñas y casi nada de burocracia central -nos
cuenta Alberto Falcionelli que en pleno siglo XIX Rusia presentaba este tipo de
aldeas en que los únicos representantes de la burocracia central eran el cura
(la Ortodoxia es de obediencia nacional) y el encargado de correos. (Casi
siempre borrachos ambos. Cuenta que un pueblo se quejó de que el Cura era
borrachín y este, en su defensa, dijo:
“el estafeta también lo es, pero lo importante es que las cartas llegan”. Quería
decir muy chuscamente que la gracia también llegaba a pesar de su embriaguez).
Cabe hacer dos aclaraciones.
La fuerza lineal de la Iglesia Católica - que ya dijimos que tiene
sentido inverso a las otras, de arriba para abajo - se cuidaba meticulosamente
de tener interferencias de segmentos circulares, binarios o lineales ajenos en
su interior. Sus hombres no pueden tener familias, ni municipios, ni regiones
ni nada que se introduzca en sus intereses de forma colateral, mucho menos del
Estado central, aun cuando su energía es
para potenciar todos estos círculos y aún al Estado Central. Y de la misma
manera se cuidaba de tener interferencias binarias (herejías se llamarán). La
decadencia de la Iglesia en el período renacentista fue producto de estas
intromisiones circulares de los intereses de las grandes familias (ya verdaderas
empresas político-económicas), luego con los estados fuertes el problema era el
de intromisiones lineales externas o ajenas (partidos) y en la actualidad la
intromisión es binaria al dejar campar con libertad las más opuestas opiniones
o herejías (concepto que deja de ser negativo y las opiniones encontradas son
positivas).
El ejército de las civilizaciones
antiguas era bastante parecido a una iglesia (los espartanos no tenían familia,
y no digo llegar a darse unos buenos besos entre soldados, pero todo militar
sabe lo complejo que es tener familia en ese oficio) y más tarde el caso de
Templarios y Hospitalarios en la Edad Media; pero lo común en aquella época era un ejército que se juntaba desde los
círculos (familias y regiones) y para casos concretos en que los círculos
aportaban sus hombres según sus intereses concretos (había que convencerlos) y
luego los retiraban. La tropa estable era muy pequeña, normalmente una guardia
de Corps alrededor del Rey.
Los ejércitos modernos profesionalizados formados por hombres de intereses cruzados por
binarios y circulares (familias, regiones, partidos, logias) se transforman en
una maraña como la que hemos descripto más arriba. Aunque en principio responden
al Estado Central, muchísimas veces estallan en disputas binarias (bandos) y
sus componentes comparten afiliación a otras lineales (partidos, logias) que
hasta pueden ser exteriores al Estado, y
aunque se justifican en la defensa común de los círculos, muchas veces – como
pasa en toda fuerza lineal centralizada – los avasalla. Tengamos en cuenta que
la función de “hombre de línea” – cualquiera sea ésta- lo hace menos apto para
la solidez familiar. La línea avasalla al círculo, saca al hombre lo mejor de
sus energías.
El absolutismo quiere hacer
concéntricos los círculos y esto debemos saber que nace por un doble fallo. Sin
duda por la apetencia de concentración de poder por un lado, pero mucho más por
efecto del propio debilitamiento de los círculos más altos de la sociedad –la aristocracia-
que se vieron ganados y debilitados por segmentaciones binarias internas y
lineales ajenas o superestatales (logias, ideologías, intereses económicos
supraestatales, etc.) que desarmaron el tejido que hacía de nexo entre el círculo superior y los más pequeños. Quedó
el Rey y el pueblo amenazados en sus estructuras por estas segmentaciones en el
intermedio (la Historia de Rusia de
Falcionelli lo demuestra con gran solvencia) con el consiguiente problema que
se produce en este matrimonio - rey-pueblo - por la lejanía de intereses, la
débil comunicación y la incomprensión de necesidades entre ellos.
Los fascismos serían un restablecimiento de los segmentos circulares,
pero concéntricos; la anulación de los
binarios y el reforzamiento de los lineales. Todos confluyen a un interés
central que corre por el eje común que es un segmento lineal muy poderoso: el
“partido” (o en otros casos el ejército); segmento lineal que lleva la energía
de abajo para arriba, debilitando irremediablemente los círculos y creando,
quieran que no, una sensación “democrática”. Es cierto que reduce al mínimo las
oposiciones binarias, lo que es bueno, pero -como en el caso del absolutismo- al quedar
sin círculos intermedios la distancia con los círculos básicos los lleva a
tratar con aquellos como “masa”. El
absolutismo y los fascismos, quieran que no, masifican al no contar con los
círculos intermedios. En los fascismos estos se reemplazan por la fuerza lineal
de la burocracia partidaria.
El Estado actual en el mundo globalizado es un asunto mucho más
complejo, porque es un estado que podríamos considerar como el círculo mayor,
pero no es un círculo quieto sino dinámico. Gira y se mueve como un tornado, se
achica y se agranda según los avatares de las fuerzas internacionales lineales
y las oposiciones binarias mundiales, los que le marcan el ritmo. Su peor
enemigo son los segmentos circulares menores que se anclan y fijan, en familias, regiones, etc., y también los
lineales duros: Iglesia, fascismos (todos estos repugnan de las interferencias
externas al Estado). Estos tienden a hacerse rígidos y por lo tanto son un obstáculo a la dinámica,
detienen la fuerza del tornado que choca contra ellos y en el choque pierde
fuerza, y por lo tanto su tarea es provocar
segmentos binarios y lineales que los desbaraten y hagan que floten
dentro del tornado. No son estos segmentos lineales como el eje fijo, duro y
acerado de los círculos concéntricos fascistas, sino como sogas que flotan
dentro del turbión por donde trepan los ciudadanos para buscar la
“tranquilidad” del vórtice. Sin lugar a dudas lo que vuelve a todos dinámicos
es la existencia permanente de segmentos binarios en permanente pugna dentro de
los demás (crisis de autoridad entre padre y madre en la familia, no sólo por
efecto ideológico sino por razones de sustento económico al lograr la mujer
poder en sus ingresos, lucha de sexos, generacionales, de partidos…).
Los circulares rígidos ya casi
desaparecen, todos los componentes entran en las lides binarias y en los
ascensos y descensos de los lineales, ya sea del trabajo, de los partidos
políticos o líneas ideológicas, que al estar dentro, el turbión los zamarrea y
cada tanto los escupe hacia la tierra baldía. Las familias, municipios y
regiones estallan internamente por conflictos binarios (padres-hijos,
verdes-celestes, feminismo-machismo, clases sociales, partidos políticos, pugna de géneros, razas que pueden ser
hasta inventadas como el indigenismo), sus miembros que notan la inestabilidad y
debilidad de esos grupos, para salvarlos (la naturaleza tiene su fuerza) se van
trepando a esas sogas de salvataje que son los segmentos lineales móviles
(partidos, logias, burocracia, organizaciones cristianas, católicas, etc.).
Los círculos intermedios como el municipio o la región ya han perdido
todo significado circular, pues la burocracia municipal o regional es un
trampolín (un tramo de la soga) para
subir a la provincial y de allí a la nacional. Ya no existen hombres que son de
su región para siempre, como lo era un Duque o un Marqués y hasta no muy atrás
ciertos líderes regionales como intendentes y gobernadores que servían a su
círculo sin pretender salir de él.
Cabe preguntarse qué le da cohesión a ese inestable remolino. Como todo
turbión se mantiene por un juego de presiones externas e internas, que cuando
alguna de ellas se impone, desaparece y se aquieta, pero comienza la
estrepitosa caída de todos los que están flotando dentro de él por virtud del
juego de fuerzas, y el no querer caerse es la gran fuerza de cohesión.
Seamos más claros: el poder mundial ejerce presiones que influyen sobre
una nación, esa nación se agita con una fuerza interna para sostenerse en su
ser y aquí comienza el giro por efecto del juego de presiones. Cuando las
presiones externas se imponen la nación desaparece, o a veces la fuerza interna
que hace compresión centrífuga, al desaparecer de pronto la presión externa, estalla. Este último es
el caso Venezuela o países del Medio Oriente, en que la presión de los mercados
mundiales sobre su petróleo fundan su economía – y su conformación social y
política que se arma sobre dinero externo – y toda su actividad se concentra en
ese producto de comercialización externa; si el mercado se retira, explota,
pues no tiene estructura interna para sostenerse (no hay mercado interno y, lo
que es peor, no hay razones de amistad política. ¿China?). Los mejores ciudadanos prefieren ser conquistados por las
fuerzas externas y los peores se solazan en la autodestrucción.
Allí comprendemos que los gobernantes modernos manejan un tornado que
pasa por todo el territorio, que tiene enormes presiones externas que empatan
con presiones internas, que se alimentan de fragmentaciones binarias como las
fuerzas eléctricas positivas y negativas que produce la fricción, con rayos y
truenos internos; que asolan las construcciones fijas que cuando son débiles
las arrasa (¿han visto las casas de madera estallar con un tornado? ) y que
pierde fuerza cuando choca contra construcciones sólidas. Entonces, las
construcciones sólidas deben ser debilitadas con oposiciones internas –
fragmentaciones binarias – y sostener todo ese equilibrio inestable (sabemos que
todo orden político es un equilibrio inestable, pero que estos son ya un
maremágnum destructivo).
La cohesión de las ciudades antiguas era la religión, fuerzas que emanan
desde “arriba” y nutren las estructuras básicas y hacen sólido el Estado pero
no poderoso. En el medioevo, esta fuente de energía no provenía del Estado
(como en la antigüedad) que era uno más de los círculos, sino de la Iglesia,
que al estar por sobre los Estados vigilaba la existencia independiente pero
armónica de todos los círculos cuidando que no se produzca esa absorción de
energía.
En el absolutismo y los fascismos no es ya la Iglesia sino el Estado el
que da “significación” a todos los puntos en sus intereses y objetivos, suplantando,
subyugando o haciendo desaparecer la
Iglesia y debilitando los círculos, creando un eje de absorción de poder lineal
burocrático, convirtiendo a los “pueblos” en masas obedientes. Hasta aquí todos
repugnan de las fragmentaciones binarias (y se armonizan las que son
naturales).
El estado actual se explica en una tensión de fuerzas externas e
internas (globalización) que lo hace dinámico, que tiende a la destrucción de
los segmentos circulares fijos y a los lineales fijos, todos los que serán
considerados retrógrados o fascistas y totalitarios, siendo impregnados e
infiltrados por oposiciones binarias multiplicadas que son inyectadas por la
publicidad, las ideologías y las logias.
Desde la familia y cada organización menor, los municipios y regiones,
serán sometidos a un juego de oposiciones y constante reorganización en formas
nuevas, con nuevas oposiciones internas (huelgan los ejemplos, pero la misma
puja democrática es eso). Los segmentos
lineales serán fuertes pero plásticos y dinámicos, compuestos ya no por
partidarios fanáticos, sino por gentes que buscan la salvación de los círculos y trepan por las sogas, pero, al poco andar,
ya no reconocen su círculo que ha cambiado por efecto de oposiciones binarias (su
familia ha cambiado, su municipio ha cambiado, su región ha cambiado) y ya solo
queda trepar para mantenerse a flote. La “significación” de este Estado no es
más una religión ni un planteo de objetivos de nación (cualquiera sea este:
raza, civilización, economía…) es la
“democracia”, es decir, una forma de permanente segmentación binaria. Ya no es
la Iglesia que en forma lineal derrama hacia abajo, ni el Estado totalitario
que absorbe hacia arriba, sino la misma base masificada que huye de su propia
realidad destructiva hacia arriba, buscando entrar en el vórtice de quietud del
tornado sobre el que a veces está la soga, pero siendo expulsado en algunos
vaivenes de la soga cuando toca el exterior violento del tornado, y ¡fiuuuu!… a
la tierra baldía.
No hay en éste un abajo ni un arriba, está el turbión, arriba no hay
nada, sólo la fuerza del turbión que te lleva hacia arriba donde se termina la
dinámica y te caes al precipicio, y abajo todo se está destruyendo. La vida es
la vida interna del tornado, con su vórtice de semiquietud dinámica y sus
exteriores de violenta expulsión. Se trata de estar en la calesita que se ha
enloquecido buscando acercarse al centro, y se trata de sostenerse, pues todo
lo de abajo será expulsado por los costados o por arriba en un derroche de
fuerzas.
La esencia de todo este movimiento es la alimentación de los conflictos binarios,
dentro de las familias, dentro de todo orden político (más o menos grande) por
la puja partidaria; dentro de la economía (dólar-peso, competencia comercial,
interna e internacional, es decir: mercado libre) y así en todo. Cuando se dice
que todo debe “democratizarse” se dice
esto: a todo debe llegar la oposición binaria y ésta multiplicarse en nuevas
oposiciones a cada triunfo de una de ellas. (Los sabios saben que los triunfos de
una cualquiera de estas oposiciones “cristalizan”, y hay que volver a romperlos, no importa si
son verdes o celestes, sino que se mantengan dinámicos).
El ingreso al turbión puede estar justificado por varias causas, pero
vamos al principio; hay familias católicas que quieren entrar al turbión con
buenas razones, la razón de salvar al círculo que ven peligrar por efecto de
las oposiciones binarias. Pero hay una paradoja, al turbión se entra de manos
de una de las puntas binarias en las que necesariamente hay que enrolarse. Y
las hay que parecen buenas o muy buenas; al sistema no le importa la
“significación interna” de la oposición binaria - lo dicen expresamente-: puede
ser la “restauración de la monarquía católica” o la consagración de la zoofilia, lo que importa es que agite los círculos en
dinámica interna; en eso consiste la frase de nuestro presidente al finalizar
una lucha binaria de que: “ha ganado la democracia”.
Lo que le interesa es que todos entren en las reyertas binarias
fabricadas ex profeso para mantener la dinámica del turbión e impedir la formación
de círculos basales fijos o moleculares. Y esto es en gran parte porque para la
victoria de una oposición ésta necesita de cierto número de importancia masiva
y, para lograr el número debo realizar “coaliciones” con otros grupos con los
que coincido en un término binario, pero no en otros menores en la urgencia
(aunque mayores en términos significantes), y estas coaliciones necesariamente
me de-significan, me diluyen, me distorsionan, y con ello no soy temible como
punto fijo, estable y altamente “significado”. ¡Chan chon!, estoy en su juego. (Si recuerdan algunos una carta del
nunca mal ponderado Caponnetto dirigida a ciertos caballeros que lo asociaban
en una oposición binaria inducida, en la
que solicitaba no ser incluido aún sin defecto del contenido de sus textos -lo
que parecía todo un innecesario desplante). Era porque no quería ser
“de-significado”.
Vamos a una última de las figuras que pone esta sociología. El Vector de Fuga. No todos soportamos este estado de cosas y
muchos más de los que se piensa se convierten en vectores de fuga de esta
locura escapando del tornado. Y la mayoría fugan por otra locura. Es parte de
la dinámica. Unos se hacen hippies, otros se drogan, otros se hacen Testigos de
Jehová, se van a plantar al campo, se hacen puteadores profesionales,
delincuentes antisistema, saboteadores, cínicos, ladrones, profetas del
apocalipsis y hasta cultores de alguna religión tradicional. Tampoco importa,
los vectores de Fuga son parte del ensamble. Parte de la dinámica, porque sus
derroteros son nómadas tratando de evitar el golpe del turbión y son finalmente
parte del movimiento.
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Todo lo dicho es texto de estudio
en el que se ha formado gran parte de los hombres que gobiernan. Sin dudarlo
Durán Barba que cursó en la Universidad de Cuyo, discípulo del Prof. Dussel,
los estudió y los maneja. Y ríe en su oficina de haber embarcado a muchos
católicos en esta su última reyerta de oposición binaria, se ríe de haberlos
obligado a coaliciones impensadas, se ríe de haberlos de-significado,
ridiculizados al no poder recurrir a sus fundamentos que romperían las
coaliciones, a un planteo de “forros”; y todo por una batalla que se reiniciará
inmediatamente sin mejoras para nadie. Pero, como bien dice el “maldito” arriba
nombrado, a caballo de este término de binarización masificado puede que
algunos logren entrar al tornado. A los últimos que conocí que se subieron por
algo parecido a esto, no tardaron ni minutos en ser escupidos ¡fiuuuu! a la
tierra baldía, con toda la trompa por el suelo.
No sé el lector, pero yo estoy inclinado a creer que nos embromaron.
En lo personal me queda una sola Micropolítica, aguantar de pié el
cimbronazo. Sin complicidades ni cálculos. Cuidando con singular energía la
intromisión de oposiciones binarias falsas en nuestros entornos, armonizando
las naturales, cuidando meticulosamente toda de-significación por efecto de
alianzas estratégicas para resultados ficticios. Aún, y no menos peligrosa, debemos
cuidarnos de esta idiota binarización “Francisco-
Anti Francisco”, que no es más que una anécdota que será escupida por la punta
del tornado.
Una
última sensación personal que contradice a mis más queridos amigos desde los
hígados: En esta batalla binaria del aborto- antiaborto no hay ninguna
victoria. Ninguna. Aún el pálido retroceso de la banda de los orcos producto de
una táctica de restos de fuerzas circulares regionales subconscientes (los
senadores votaron para mantenerse desde una difusa fuerza moral regional a la
que pretenden superar prontamente), implica un gran avance en la estrategia
general de demolición. El catolicismo se vio completamente de-significado en su
doctrina y trabó alianzas que perderán lo poco que hay. Los católicos que
entraron y creyeron salir gananciosos, salieron menos católicos. Las familias
menos familias. Las regiones menos concentradas en sí mismas.
Desde ya la batalla implicó una realimentación de la dinámica binaria de
la democracia y la falsa victoria alentará mayores deformaciones. Una de las
más notables deformaciones es que la batalla fue protagonizada fundamentalmente
por féminas, con la denigración que esto supone de la autoridad paterna que
jamás hubiera osado expresar que el “dueño” de ese vientre era él. Las “buenas
gentes” no dejan de ser una “gilada”.
Y una más. El Catolicismo como
fuerza social, cultural y civilizadora ya no existe, sus expresiones últimas
están más que teñidas de una desintegración doctrinaria, mental y psicológica
fatal. No pasan de reacciones viscerales histéricas. Las más extremas de las
expresiones católicas contra el tema del aborto han quedado reducidas a la
defensa de una planificación natural de raíz conciliar contra el uso del condón,
aceptando al fin una cobarde y burguesa
“planificación” a la que se rindió Pablo VI (¡feliz cumple!) en la Humanae vitae y que no es otra cosa que
un gran condón mental.
El desafío de la hora es seguir siendo católicos en la más increíble
hora de indefensión y soledad de la historia. Ser sólidos y fijos en medio del
más enorme huracán que jamás se haya visto. Sin asustarse y sin entristecerse,
claro, pero fundamentalmente sin atontarse, porque el ataque principal es un
ataque a la inteligencia. La única Patria que queda es el vientre de nuestras
buenas mujeres católicas y el heroísmo es marchar de pié hacia las montañas sin
volver la vista hacia Sodoma.
Todo lo ocurrido me tinca que fue para mal (ojalá me equivoque), lamento
decirlo a las buenas gentes aturdidas, desenganchadas de sus “círculos”
naturales, masificadas y trabajadas desde la emotividad visceral en una
posición binaria artificial. Tengo más temores ante la falsa victoria que ante
la consabida derrota. La democracia, como los tahúres, les ha dejado ganar una
mano para “agrandarlos” y tenerlos listos para el desfalco final.
Yo sin dudas soy un “aguafiestas”, pero no se preocupen, no soy nadie ni
busco seguidores. En este tremendo error, cualquier error se soporta.
Muy interesante, Dardo. Pero es un poco largo para el lector promedio, da como para una publicación en tres partes. Y perdoname que insista: ¿por qué no volvés a abrir los cocodrilos del foso y seguís publicando allí? Me parece que sería lo más natural. Ahí si podrías publicar en "fascículos", por ejemplo... Un abrazo.
ResponderEliminarAcerca de la relación del Poder Político y la Iglesia en la antiguedad recuerdo la intervención del emperador Francisco José del imperio germánico romano que tenía poder de veto en la elección papal y lo utilizó para rechazar a monseñor Rampolla ( despues se supo que era masón) y en nuevo cónclave salió Pio X.
ResponderEliminarDe vuelta al ruedo o chau Flavio Infante
ResponderEliminarTodo esto era “inevitable”. Aunque estaba seguro que sería dentro de algún tiempo. Pero los vicios pesan y el “síndrome de abstinencia” se hace agobiante. Poco me referiré a las extensas “lecciones” a la que el abogado nos tiene acostumbrado, solo quiero hacer algunas observaciones y para eso comenzaré por el final del periplo. La lacónica y humilde autodefinición como “aguafiestas” y “yo no soy nadie, ni busco seguidores” es cursi, muy cursi. A ver, cuando el Senado rechaza el infame proyecto de ley, entre otras cosas, pensé en como Dardito iba a expresar la bronca que le generaba esta situación, pero el gato de MM, casi inmediatamente, promueve volver al tema y habilita a su ejército de abogaduchos a presentar algo semejante en el novo código. Entonces, me dije, Dardo calmará su inestabilidad emocional con esto, pero… se cayó la reforma o deforma del código. Vista la situación, aceptada la victoria de una batalla que ya se sabe y se mastica como guerra perdida, tiene que llegar, casi de manera inexorable, la contestación interminable del lego. Y llegó gracias a F.I. Entre perogrulladas y zonceras, nos repite cosas archi conocidas matizadas con observaciones fuera de lugar pero hay una cosa que me gustaría destacar y, obviamente, criticar. Esta nueva “postura” de desestimar a la Patria, de negarla, de cambiarla y hacernos creer que ya no vale la pena, y que la verdadera Patria es la que nos espera después de muerte. Sandeces! Lo vengo escuchando desde hace tiempo, incluso de boca de algunos sacerdotes. Es una locura absoluta. Todo católico es ante todo un patriota, un católico ama a su Patria con el más profundo de su amor, un católico da la vida por su Patria. ¿Qué mierda es eso de que la única patria que queda es el vientre de las mujeres?, una mariconeada, la Patria, después de Dios, es TODO. Entre un misticismo arrogante y una inestabilidad esquizoide, este saurio va vomitando y revolviendo todo, casi caricaturescamente y sin ningún reparo. “No soy nadie y no busco seguidores”, es verdad, no sos nadie y no buscas seguidores, solo obsecuentes.
A Dn. Flavio, sus horas como “dueño” de un blog están contadas, su computador y casilla de mail deben estar atiborrados de ensayos, escritos y lecciones del Cocodrilo. Su celular con reclamos sobre la publicación de algún articulito. La trama es conocida, primero algunos extensos trabajos, luego una crítica a los que escriban en su blog, incluso a Ud. y para terminar la exclusividad. El Cocodrilo está de vuelta en el ruedo, chau Flavio.
Le saliò con bilis la rèplica. Y no se crea que no tengo objeciones para con este artìculo, oportunamente hechas al autor.
Eliminar¡Unos "genios" los argentos!
EliminarTanto porteños como doctores... (de la "docta"
Una vez que se "juntan" dos aparecen los que los quieren ver hechos "particulas".
"Unidos" somos "mas".
Salud ¡"panchofilos"!
Enhorabuena...
Me gustaría que sostuviese eso de que la patria después de Dios es todo, y que un católico es ante todo un patriota en base a las sagradas escrituras. Por lo menos en el nuevo testamento no encuentro ni un pasaje que pueda interpretarse en esa dirección.
Eliminar“Después de Dios, a los padres y a la patria es a quien más debemos”
Eliminar(Sum. Theol. II-II, q. 101, a. 1)
“El buen católico, precisamente en virtud de la doctrina católica, es por lo mismo el mejor ciudadano, amante de su patria” Papa Pio XI (Encíclica Divini illius magistri)
“Por ley natural estamos obligados a amar especialmente y defender la sociedad en que nacimos, de tal manera que todo buen ciudadano esté pronto a arrostrar aun la misma muerte por su patria” Papa León XIII (Encíclica Sapientiae Christianae).
“No hay que temer que la conciencia de la fraternidad universal, fomentada por la doctrina cristiana, y el sentimiento que ella inspira, se opongan al amor, a la tradición y a las glorias de la propia patria, e impidan promover la prosperidad y los intereses legítimos; pues la misma doctrina enseña que en el ejercicio de la caridad existe un orden establecido por Dios, según el cual se debe amar más intensamente y ayudar preferentemente a los que nos están unidos con especiales vínculos. Aun el Divino Maestro dio ejemplo de esta preferencia a su tierra y a su patria, llorando sobre las inminentes ruinas de la Ciudad santa” Papa Pío XII. (Summi Pontificatus).
“Si el Catolicismo fuera un enemigo de la Patria, no sería una religión divina. La Patria es un nombre que trae a nuestra memoria los recuerdos más queridos, y bien sea porque llevamos la misma sangre que aquellos nacidos en nuestro propio suelo, o bien debido a la aún más noble semejanza de afectos y tradiciones, nuestra Patria es no sólo digna de amor, sino de predilección. Sentimos, pues, veneración por la Patria, que en suave unión con la Iglesia contribuye al verdadero bienestar de la Humanidad. Y ésta es la razón porqué los auténticos caudillos, campeones y salvadores de un país han surgido siempre de entre las filas de los mejores católicos” Discurso pronunciado por Su Santidad Pio X el 20 de Abril de 1909.
“El amor sobrenatural de la Iglesia y el que naturalmente se debe a la patria, son dos amores que proceden de un mismo principio eterno, puesto que de entrambos es causa y autor el mismo Dios; de donde se sigue que no puede haber oposición entre los dos”. Papa León XIII (Encíclica Sapientiae Christianae).
Excelente articulo, por suerte alguien pone en palabras e ideas la.falta de entusiasmo de muchas catolicos que no saltamos de alegria con esta "victoria" porque veiamos que en el camino se habia perdido todo. En lugar de catolicos.nos convertimos en defensores de maximas pusilimes y berretas y.nos abrazamos con cada uno....en lugar de "viva Cristo Rey" defendimos "las dos vidas" (una nunca estuvo en peligro) y hablamos de derechos humanos, en lugar de catolicos eramos provida (un concepto superador), y por supuesto para serlo hay temas de los que ya no hablamos...el.cocodrilo es asquerosamente realista y yo estoy tristemente de acuerdo...gano la.democracia...
Eliminares el cuarto mandamiento!!!! no puede ignorar eso. Y en el Nuevo Testamento: Dóminus flevit.
EliminarMuy cierto, "después de Dios la patria lo es todo". Esto nos lleva a ser conscientes de que hoy lo único que nos queda es Dios. Pero creo que esto es una bendición, librarnos de ataduras y amores temporales para dedicar todo lo que tenemos a Dios. Quien tenga oídos que oiga.
EliminarAdemás que Patria=Patris=PADRE.
EliminarTodo muy lindo, pero ¿y cuando la Patria (pueblo, instituciones, gobierno etc.)se vuelva contra Dios como ahora, que va a hacer?
EliminarSOY EL COCODRILO. Nadie contradice las magníficas citas del patriota, pero fíjense en una de ellas dice: Cristo lloró "... sobre las inminentes ruinas de su patria". La patria, como los padres, son asuntos humanos y pueden morir, lamentable pero es así. Aquella Jerusalem fue deshecha por los romanos, con la consiguiente diáspora del pueblo judío, y la actual es Babilonia. A Lot se le pide irse de Sodoma, a la cual quería de corazón.¿Qué quedó de Cartago? y de muchas otras. De hecho todas culminarán desnaturalizadas bajo el anticristo y por fin fenecidas al fin de los tiempos. El tema Argentina es más complejo, yo creo que nunca pudo "ser" una Nación, casi lo logró Don Juan Manuel y seguramente ni hubiera tenido esa bandera, ni esta forma constitutiva, ni ese nombre. Nace de una rebelión contra sus tradiciones y sus "padres"(no hago el cuento Carlista, las causas son bien complejas). La Argentina del nacionalismo no pasa de ser una buena "idea" por la que se bregó , pero hoy por hoy no hay la más mínima posibilidad fuera de sostener la existencia de las pocas familias católicas que quedan en este País.
EliminarLas citas, sin ningún comentario ni explicaciones dado que no me encuentro a la altura de sus autores, tuvieron la intensión de colaborar con lo solicitado por J.R. Aunque me pidió citas de las Sagradas Escrituras, en especial del Nuevo Testamento, no quise caer en el fango de los libres exegetas que pululan por los distintos blogs. Como Dn. J.R no hizo ninguna intervención sobre lo citado supuse que sus inquietudes habían sido saciadas.
EliminarTambién debo reconocer que el llamado de atención que me propinó Dn. F.I sobre mi replica visceral y con algo de bilis a las lecciones del Cocodrilo, tenía razón aunque quien se quema con leche, ve una vaca y la caga a patadas.
Estas réplicas, quizás un tanto enardecidas, no tienen por objeto denostar al saurio. Para mí el Cocodrilo ya es cartera.
La cuestión del aborto no solo fue un ataque siniestro contra nuestra religión sino que, también, fue un ataque siniestro contra nuestra Patria. Y, por eso, insisto en la Patria. ¿Quién de nosotros pregunta que creencia profesa el soldado está en la trinchera a nuestro lado? ¿Quién de nosotros no estrecha filas con sus camaradas cuando el enemigo arremete? ¿Quién de nosotros se retira de Malvinas porque la gobierna MM, Galtieri o Kristina? ¿Quién de nosotros se olvida de sus padres solo porque murieron?
La Patria no es la panza de mi mujer, no. La Patria no es una buena idea de un grupo de nacionalistas, no. La Patria no es patrimonio de una “pocas flias católicas”, no. Y no me vengan con habladurías, sofismas o metáforas. La Patria, después de Dios, es TODO. Cuando la Patria está en peligro se estrechan filas, se aprietan los dientes y se pelea, aunque la derrota sea un hecho. Cuando las papas queman aparecen los triarios y no los sofistas.
El amor a la Patria, como el amor a la Iglesia, como el amor a Cristo, es una virtud (humana) que debe alimentarse, fortalecerse sino, probablemente, se pierda, como se pierde la Fe. Es al verre, saurio, la Patria (como nuestros padres) “no mueren” y ya, somos nosotros los que los olvidamos y dejamos de amarlos.
El sermón dominical del RR.PP Joaquín Cortés fue contundentemente claro, “no se puede servir a dos señores, nuestra Patria es la Argentina y Cristo reina en nuestra Patria aunque no se “oculte”, aunque nos parezca ausente, Cristo reina”.
El marchar de pie hacia la montaña sin volver la vista hacia Sodoma (¿?) es heroísmo, una pavada sin ton ni son. Después, en los aniversarios de Malvinas, el ARA San Juan, la muerte del gran Giachino, etc., aparecen los poemas épicos, las odas, los relatos emotivos.
A la madre estupefacta, con cariño, revea esa actitud. No se trata de “saltar de alegría”, fue un ataque satánico a nuestra Patria y se replegaron. No se perdió todo, no. Salir a defender a su Patria no la convierte en una pusilánime y, menos aún, deja de ser una buena madre católica. Una cosa no quita la otra. Morir en Malvinas convirtió a nuestros hijos en héroes y no en borrachos pusilánime como su comandante.
Estoy enojado y, en realidad, cuando uno está caliente debería quedarse callado. Si alguien me putea y me pide silencio, tiene toda la razón.
Cuando lei lo que escribia, lo comparti en cada palabra, solo que no es lo que vi mi querido Señor. Ojala hubiese visto esos soldados, quien no quiere ser un cristero! Pero no vi eso, vi a la democracia en su fiesta, porque lo vi, y eso me decidio a nunca jamas participar! Fuimos testigos de una marcha numerica no de soldados, ni de banderas, no hubo procesion ni ejercitos...no eran los cruzados..lo lamento por usted y por mi...se.escuchaba la cancion celebra la vida!!!!! Faltaba que repartieran forros! Mire, ojala hu iese una gesta viril pero creo que estamos en el tiempo de los enanos y lo heroico es decir la verdad y alli no se la escuche a nadie. En el resto de sus deseos yo estoy de acuerdo, tambien amo a mi patria y defiendo el heroismo y creo que la causa ma noble es la que sabemos.perdida...pero el medio no justifica el fin y pelear con la dialectica del enemigo (vida derechos huamanos.ect) no es noble a mi parecer. Enojese, yo tambien estoy enojada, eso implica que todavia nos interesamos por algo.
EliminarLa mejor parte es que debió quedarse callado.
Eliminar"Para mí el Cocodrilo ya es cartera",.....jajajajajaja
EliminarMuy bueno y muy cierto
Una madre tradi
Lo de las "panzas" también, aflojen el pan.
EliminarNo solamente miroteas y buchoneas a quienes ponen o no guita en la colecta sino que tambien miroteas a las viejas ..... Bien ahi, un dechado de virtudes.
EliminarImpresentable!
Madre panzona
Mas que cartera el cocodrilo seria un par de botas de gaucho gastadas...pero eso no le quitan la razon! Imaginense algun hombre o mujer catolica cabal en esas marchas! No las repeleria el bando contrario sino los mismos "compañeros" providas por piantavotos, yo personalmente terminaria pegandole al curita toma mate con pantalones wrangler y al amigo guitarreando el hit que inventaron...noooo eso no era para catolicos en serio y por favor no compare a esas barbies con los valientes de Malvinas! Esta todo mal! El cid es el Abel?
EliminarImpagable artículo, como suele ser habitual. Lo leí en dos días consecutivos porque merece la pena detenerse en cada idea. Como ya le he dicho a D. Dardo en varias ocasiones, es un disfrute del intelecto y un refuerzo para la Fe para el día a día,"en medio del más enorme huracán que jamás se haya visto". Javier (España).
ResponderEliminarMuy bueno Dardo...un poco largo nomas.
ResponderEliminarA los pacientes lectores: fallas técnicas de bulto me impedirán, por tiempo indeterminado (hasta que se resuelvan a instancias del personal competente) continuar con las publicaciones. Estos comentarios tienen
ResponderEliminarcurso merced a máquina ajena. Puede demorarse unos días o unos años: Dios dirá. Espero que el que más arriba dijo "chau Flavio" no haya profetizado a su pesar.
Noooooo, le juro que estoy muy lejos de profetizar nada. Lo siento, aunque queda Ud. advertido
EliminarLe diré que tiemblo como las hojas del cactus al paso del ventarrón. Ha lanzado Ud. una advertencia que me hace correr a los brazos de mi nodriza.
EliminarNo me entendió, pero bue, mucho no me calienta. Por cierto es Ud. muy irónico.
Eliminaryo creo que al tal Dardo le faltó leer El Señor de los anillos o Narnia, no valora una pequeña o gran victoria, ganada en una batalla de esta gran guerra. Hasta que Cristo- Aslan Vuelva.
ResponderEliminarDisculpe, normalmente no me guío por literatura fantástica (aunque me divierta) pero si le gusta puedo ser más popular y citarle una canción de moda, "he ganado mis mejores batallas de rodillas en mi habitación".
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